Me quería morir. Vale que no estaba satisfecho con lo que había escrito, pero de ahí a dejar que me lo borraran iba un trecho, también se quiere a los hijos imperfectos.
No me quedó más remedio que aceptar lo perdido y mentalizarme para empezar un nuevo trabajo, pero los ánimos resacosos tampoco eran muy inspiradores. Me prometí darme un día antes de comenzar a escribir de nuevo, aunque la perspectiva de estar todo el día encerrado era deprimente. ¿Cuánto más duraría el confinamiento?
Recordé la promesa de enviarle una lista de libros a Pino, eso me mantendría entretenido un rato y me puse a ello. Le envié el correo.
Debe ser que ella en ese momento estaba con su ordenador y sobre la marcha me contestó dándome las gracias, aprovechó para decirme que "sospechaba que su balcón fue testigo la noche de autos de hechos sospechosos y probablemente delictivos".
Me hizo mucha gracia su sentido del humor y me confesé cómplice.
Aun sin haberle visto la cara "en persona", intuía algo en aquella mujer que me seducía.
Me dijo que saliera un momento al balcón que tenía algo que darme, di un salto de alegría.
Por fin la vi sin mascarilla, ya la había visto en fotos, pero me sorprendió.
Bonita era, pero al verla gesticular deseé adueñarme de cada movimiento facial, de cada mueca de su rostro; quise perderme en el laberinto de pecas que salpicaba su cara. Mi cabeza por su cuenta comenzó a diseñar un personaje femenino con la esencia de Pino.
Me ofreció una bebida que tomé sin preguntar nada, podría haberme dado cianuro y lo hubiera tomado igualmente, hipnotizado ante aquella nueva fuerza de inspiración.
-Para la resaca, dijo divertida, mientras recogía las latas vacías que habían quedado en su balcón.
Se pusieron bonitos anoche, no me extraña que mi padre no se haya levantado todavía.-
-Bueno, algunas cervezas cayeron, sí, -omití que ya había recogido de mi propio balcón lata suficiente para iniciar un negocio de chatarrero-.
-Me entro, hoy tengo otro turno, muchas gracias por la lista de los libros.-
-De nada mujer, si tienes alguna duda ya sabes, nos hablamos aquí o me lo preguntas por correo.
No sé que me dio a tomar, pero comprobé que me había vuelto el color a la cara, a la cara y al corazón. Me gustaba mucho la vecina, aunque aquello no iba a tener recorrido. Tenía un hijo ¿y el padre de la criatura?, además, según había dicho su padre me sacaba 5 años, tenía una cara que me fascinaba, pero su sobrepeso.... a mí me gustaban las mujeres delgadas. Y volví a embajonarme, no sé si por una resaca intermitente o por una resaca emocional.
Con rabia reconocí que no estaba libre de prejuicios.
Estuve malhumorado durante horas, enjaulado y a disgusto conmigo mismo. Salí al balcón a tomar algo de aire.
Al rato salió Cristóbal con su cara de siempre, si tenía efectos adversos por la nochecita anterior no se le notaba.
Le pregunté por el nieto, dijo que estaba con sus clases online, como un zombi pero delante de la pantalla.
Yo no sabía si tenía que estar enfadado o agradecido por el hecho de haberme mandado al carajo lo que tenía escrito, y también me sorprendía que aquel hombre mayor tuviera nociones de informática.
Le pregunté sobre ello y me aclaró que su nieto le estaba enseñando lo básico, que tenía su propio portátil y se defendía, aunque quería seguir aprendiendo.
Como si me hubiera leído la mente dijo que no preocupara, que comenzara a escribir algo que realmente me gustara.
Me sorprendí contando al vecino mis dudas sobre la nueva novela, los nuevos personajes que me asaltaban, que mentalmente iba armando una nueva novela que me apetecía escribir, pero que no me llegaba el final y eso me bloqueaba e impedía que me sentara con ganas delante del ordenador.
-Mira Adrián, tienes el bicho de la escritura dentro, por eso tu primer libro ha gustado tanto, pero tienes que dejarte de tonterías y tirar pa`lante. A los lectores nos gusta cualquier historia si está bien escrita y nos atrapa, el final no es lo importante.
Como camarero he servido en muchas bodas, la gente se lo pasaba bien, pero al final siempre había críticas. Si había sido una celebración por todo lo alto, que si que necesidad de tirar la casa por la ventana, si había sido algo discreto, se quejaban de la racanería de los celebrantes.
Pero en sí se lo habían pasado bien.-
-No te sigo Cristóbal.-
-Que un libro es como la celebración de una boda, siempre habrá quien se queje del final, yo que leo mucho me he dado cuenta de que no me importa como termina un libro, lo que me importa de verdad es disfrutar durante la lectura, da igual del tema que se trate, da igual como termine. Si escribes un final feliz habrá quien opine que se veía venir y si por el contrario acaba mal, otros se sentirán defraudados. Nunca conseguirás que todos tengan la misma opinión y eso no es malo.
Escribe, déjate llevar, disfruta. Mientras la gente se lo pase bien durante "la celebración de la boda" lo demás no importa.-
Yo, que había asistido a conferencias, talleres, encuentros, etc., etc. sobre el arte de escribir, que había leído con congoja las críticas literarias, que estudiaba con lupa todo lo referente al proceso creativo.... acababa de descubrir una verdad que nadie me había sabido transmitir. Tuvo que ser aquel camarero jubilado el que tocara la tecla correcta para sacudirme mil tonterías de la cabeza y desear enfrentarme al ordenador sin miedo, con determinación, con ganas de disfrutar. Lo demás ya se vería.
Entré decidido a mi casa y busqué el libro que tenía pendiente de dedicar a Cristóbal. Mis manos, sin pedirme permiso, escribieron lo siguiente:
"Para mi amigo Cristóbal, un cabrón inspirador".
Pude ver sus ojos humedecerse tras leerla, no me esperaba eso; al final iba a resultar que tenía corazón y todo...
A través de la barandillas me cogió del brazo, yo esperaba palabras agradecidas por la dedicatoria, cuando aquella voz áspera sentenció:
-Me quedé sin tabaco, déjate de tonterías y baja a comprar.-
Me replanteé el pensamiento anterior de que iba a tener corazón y todo, pero algo me dijo que su mal carácter era tan solo un escudo.
Había descubierto una pequeña fisura e iba a tener redaños para colarme a través de ella.... o no.
Continuará.
Hola Hermanita! Mira por donde al prota le gusta Pino, jjjj, aquí hay tema, pero tema. Mira por donde Cristobal le abrió los ojos al escritor. Bueno Hermanita, Abrazos y Besos Fuertes. Cuídate mucho.
ResponderEliminarHola hermano, Adrián está confuso por sus prejuicios, terminará teniendo algo con Pino?
ResponderEliminarAtengo al próximo capítulo, jajaja.
Un fuerte abrazo Juanfra.
Al final ese viejo camarero va a lograr que escriba un BEST Seller y de paso le ayudará a madurar...y surgirá el amor??? Espero impaciente el siguiente capítulo. Besos amiga...😘😘😘😘
ResponderEliminarOH el amor lo lleva el aire de balcón a balcón!
ResponderEliminarFalta poquito para saber que pasará.
Ya te estaba echando de menos, jejeje.
Gracias amiga.