Hace unos meses me regalaron lana más gruesa de la que suelo utilizar, como no se me ocurría qué hacer con ella la dejé dormir a la espera de que mis manos la despertaran con algún proyecto.
Mi mente calenturienta jamás pudo imaginar el uso apresurado que ahora le estoy dando.
Desde que el volcán de La Palma nos dejó atónitos y sobrecogidos, me pregunté qué podía hacer yo por las personas que están viviendo angustiados esa situación.
Mi amiga Astrid enfermera en un Centro de Salud de Telde, junto a una compañera, organizó una recogida de ropa, mantas.... lo básico para paliar de entrada las mil necesidades que están padeciendo nuestros vecinos palmeros.
Bien, pensé, seguro que encuentro ropa y alguna manta que pueda donar, pero me vino a la mente la gruesa lana que tenía aparcada y me propuse hacer las bufandas que el tiempo de entrega me permitiera.
A las pocas horas del llamamiento que mi amiga hizo, la generosidad de la gente colmó el espacio destinado para la recepción de las donaciones, así que nos notificó que de momento cesaban tal actividad.
Aquí me felicito por dos cosas, por la solidaridad de mi pueblo y porque no tengo mal gusto eligiendo amigas. Gracias Astrid por la iniciativa.
Hace un rato oí en la radio que ya casi tienen cubiertas las necesidades de ropa, que lo más adecuado ahora es donar dinero.
Vale, dentro de mis posibilidades contribuiré, pero ¿qué hago con las bufandas?
No soy tan ingenua como para pensar que voy a salvar a nadie con ellas, pero voy a seguir tejiendo hasta el domingo, ya tengo localizado un colegio que sigue recogiendo ropa (gracias nueri).
Y voy a seguir porque creo en el intercambio de energías entre las personas, yo las imprimo con cada punto; convierto cada vuelta del tejido en una oración, la que me nace ahora, la de esperar que alguna garganta se arrope con mis mejores deseos.
Ayer me dio tiempo de terminar una, apresurada, con algún punto rebelde que no deshice, no hay tiempo de tejer y destejer para volver a tejer.
Eso ahora no importa, importa la labor de mis manos que imaginan acariciar a la persona que la reciba, porque estoy segura, llegará a la persona indicada.
¿Qué puedo añadir que no sepamos de la situación que están viviendo nuestros vecinos palmeros qué no sepamos? No quiero regodearme en el dolor que los atenaza. No tiene sentido, no vale la pena, solo contribuir con lo que podamos según nuestras posibilidades.
Gracias también a mi amiga virtual Cecy, que desde Argentina me escribió unas palabras de apoyo que agradezco en el alma.
Termino enviando todo mi cariño a los habitantes de la isla bonita, no están solos.
Pepa Fontes.
Que bonito Pepa!!! Me ha gustado mucho. Gracias por tener esas bufandas que además de abrigar van llenas de cariño y esperanza que tanta falta hace ahora. Cuidate amiga😘😘😘😘
ResponderEliminarPerdón tejer
ResponderEliminarGracias a ti amiga.
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