jueves, 3 de febrero de 2022

Nieves y Lava. Segunda parte. Capítulo II.

 Gara y Jonay no entendían que a la familia no le agradara su relación, pero tozudos se mantuvieron en que nada haría cambiar sus sentimientos, amenazando con irse juntos.
Al abuelo Manuel le costó más asimilar ese hecho, pero sus vidas habían dado un giro de 360 grados en minutos y tenían tanto por hacer, que a regañadientes aceptó la situación. Eso si, dijo ceñudo:
-No voy a permitir relajos bajo mi techo.
Los nietos por respetar el deseo de Manuel, en cuanto encontraban la oportunidad se refugiaban en el cuarto de las herramientas. El olor metálico les recordaba su primera vez y eso bastaba para que se desnudaran ansiosos.
La casa que tanta tranquilidad había albergado se convirtió en un jaleo constante y ruidoso. 
Entraban y salían albañiles, los sacos de cemento dejaban huellas que María, escoba en mano, trataba de barrer por estar ocupada en algo que la distrajera del sonido machacón de martillos y taladros.
Llegaban cajas gigantes con pianos e instrumentos musicales de todo tipo y María era la encargada de velar por que no se trataran al trancazo. 
Todos colaboraban y con el personal contratado la casa se fue transformando para dar cabida a sus nuevas necesidades. Por fin se podía respirar un poco de normalidad, alejados del jaleo de las obras.
María y Manuel acostumbrados a convivir sin más compañía, hubieron de adaptarse a la nueva rutina con tantas voces y trasiegos, pero estaban felices de tener bajo su techo a su familia al completo.
María echaba de menos  estar sola con sus cosas y sus pensamientos aunque fuera durante un par de horas.

Por fin los chicos retomaron sus estudios, Manuel, Lava y Juan pudieron volver al negocio de las plataneras.
Con lo que no contaba María era con los acordes desafinados de los estudiantes que, en el garaje transformado, sin piedad la chiflaban de lunes a viernes.

A María por la noche le gustaba echar un vistazo y reponer lo que faltaba para el desayuno del día siguiente. Le extrañaba que al levantarse faltaran en el frutero las naranjas chinas que había dejado la noche anterior. Alguien se levantará por la noche con hambre, se dijo sin darle más importancia.
Una madrugada se despertó con ardor de estómago, pensó que una de sus "agüitas guisadas" le sentaría bien y se dirigió a la cocina. 
Se sobresaltó al tropezar a oscuras con alguien. Encendió la luz y se encontró con Gara.
-Chiquilla qué susto. ¿Qué haces aquí a estas horas?
-Que me entró hambre y vine a buscar naranjas chinas.
-¿Eres tú la que las hace desparecer por las noches?
-Si, no sé que me pasa que últimamente me saben a gloria.
-¡Ah qué tú vas a estar esperando!
-¿Esperando qué abuela?
-¿Cuánto tiempo hace que tuviste el mes?
-¿El mes? Qué preguntas más raras me estás haciendo abuela.
-La regla, que pareces boba....
-Pues ya hace un par de meses, pero como mi menstruación es irregular no me ha preocupado.
-¡Bendito sea Dios! ¡Tú lo qué estás es embarazada!
Gara pensó lo que no le había dado por pensar antes y le cuadraron los síntomas que estaba empezando a tener. Con los cambios y líos de los últimos meses había creído que eran por estrés y que ya se le pasarían.
Durante unos instantes abuela y nieta se miraron en silencio, a María la acidez de estómago le subió a la garganta amenazando vómito y Gara supo que si no iba rápido al baño echaría allí mismo las naranjas chinas que momentos antes había engullido como si no hubiera un mañana.
Corrieron las dos al baño más cerca, tropezando y haciendo el ruido suficiente para que el resto de los durmientes despertaran asustados.
Vomitaban abuela y nieta en el baño y los demás fueron llegando con los ojos medios cerrados preguntando qué les pasaba.
Ojos que se abrieron a la fuerza al escuchar la respuesta de María.
-Nada, qué la niña está preñada.

Continuará.



2 comentarios:

  1. Interesante, que pasará ahora, esperando el siguiente capítulo. Un súper beso amiga 😘

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  2. Vienen curvas, jjj.
    Gracias por la compañía aunque sea virtual, una abrazo Astrid.

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