Deseaba regresar a España con Ángel, ya había pasado un tiempo prudencial desde el secuestro y Elsa se había mudado, lo que disminuía un hipotético encuentro casual. Aunque ella no quisiera al niño, toda precaución me parecía poca.
En el trabajo estaban contentos conmigo, así, cuando les informé de que regresaba a mi país me propusieron que siguiera programando para ellos, estaban abriendo una sucursal justo en el norte y buscaban gente competente. En ese aspecto no me podía quejar, estaba contenta.
Ángel avanzaba a su ritmo, pero avanzaba.
Y volvimos a cruzar la frontera.
Había avisado a Lucía de nuestro regreso y sin decirme nada -tenía llave de mi casa- había emprendido su cruzada contra el polvo acumulado desde meses, dejándola impoluta.
Se emocionó hasta las lágrimas cuando conoció a mi hijo y sus niñas lo integraron en su mundo infantil con toda naturalidad, hasta oí a Manu diciéndole a Ángel que lo enseñaría a montar en moto cuando creciera.
Todo rodó mejor de lo previsto, la gente de mi entorno "supo" que había adoptado y todo eran parabienes, pero tener cerca a mi amiga era el mejor regalo.
Meses atrás había programado una alerta por si se publicaba algo sobre Elsa estar al tanto. Así fue como supe que había iniciado en redes sociales un chat llamado "Madres".
En él hablaba sobre la crianza de l@s hij@s, invitando a otras madres a compartir sus experiencias.
En poco tiempo se convirtió en una especie de "gurú" que sabía dar el consejo oportuno en el momento adecuado y tenía una barbaridad de entradas de madres novatas que sucumbían ante el encanto que Elsa demostraba delante de la cámara. Comencé a "seguirla" a diario, esa mujer me intrigaba, necesitaba entenderla. Su blog creció como la espuma cuando comenzó a subir vídeos con las gemelas: el desayuno perfecto, de compras con mis princesas, batalla de almohadas...
Me pareció una impudicia mercadear de esa manera con unas menores. Estaba ganando dinero a costar de prostituir, por decirlo de alguna manera, a sus hijas. Yo entendía de redes y sabía que estaba ganando mucho dinero. Mostraba la casa sin pudor, llena de fotos de las niñas en sus marcos rosas.
Yo lo analizaba todo con lupa, observé que "colgaba" fotos de las gemelas desde que habían nacido. ¿No le había dicho a la policía que las fotos de sus hij@s se habían estropeado con el agua? Estudié los rasgos de las niñas y por fortuna no se parecían a Ángel. Y por supuesto nunca mencionó que ese niño hubiera nacido.
Se había hecho un traje a medida, era guapa y la madre perfecta.
Pronto comenzó a publicitar artículos, que si colonia para niñ@s sin químicos, que si ropa cien por cien algodón... Las casas comerciales supieron ver que Elsa era un filón para sus negocios y ella sin duda, estaba sacando rédito económico.
Intenté no obsesionarme, pero no me la podía sacar de la cabeza y cada vez que Elsa publicaba sus chorradas yo no tardaba en verlas. Comencé a darle likes a sus vídeos y alguna vez me sumaba a las muchas que comentaban lo monas que eran sus hijas y agradecían los buenos consejos de crianza que aportaba.
Era una forma de seguirla en redes sin llamar la atención.
Continuará.
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