Nos habíamos quedado con el refrescante cambio de peinado de Jacke, por lo que llegaba la parte misteriosa del asunto. Ver si realmente el dvd podría aportar alguna pista. Como no podíamos verlo en mi casa, le pedimos a Saro que nos dejara hacer un trabajo para el cole en la suya, con la excusa de no molestar a las clientas de mi madre con nuestro bullicio. No era la primera vez que recurríamos a ella, siempre nos acogía , nos preparaba la merienda sin importarle que fuéramos 2 o 7 y lo más importante, nos dejaba a nuestros aire mientras seguía con sus pinturas.
Lo único que nos pedía era que en algún momento posáramos para ella, que tenía en mente un mural. Nosotras se lo debíamos, pero pensar en estar horas sin movernos nos parecía misión imposible y lo íbamos posponiendo.
Al fin llegó el ansiado momento y pudimos ver el dvd.
Con nuestros 13 años contemplar un parto nos pareció verdaderamente asqueroso, pero fue curioso ver a mi madre dando soplidos y a mi padre desencajado como si el parturiento fuera él. Después de ¡empuja! y bufidos varios salió un ente carnoso de entre las piernas de mi madre. Aquel ser al poco de nacer y después de berrearle al mundo, abrió los ojos y sorpresa, ojos verdes, mis ojos verdes.
Me quedé con una sensación agridulce, por una parte feliz de que mis padres fueran mis padres y por otra desilusionada al no tener ya hilo del que tirar, seguía sintiendo que algo pasaba conmigo.
También tomamos la decisión unánime de no parir. Jamás de los jamases nos prometimos convencidas.
El tiempo fue pasando y decidí guardar en algún rincón de la mente mi desazón, las hormonas se encargaron de meterme de cabeza, junto a mis amigas, en la vorágine de la adolescencia.
Con confusión, pechos y rebeldía cumplimos 15 años.
Todo se nos hacía un mundo, nos gustaba un mismo chico y era una tragedia, los estudios pasaron a un segundo plano, o tercero, o cuarto.... por lo menos en mi caso. En general ya no teníamos la misma relación con nuestros padres, yo me quejaba de que el mío pasaba mucho tiempo trabajando fuera y de que mi madre trabajaba siempre en casa, si no me entendía ni yo ¿cómo me iban a entender ellos? Las más atrevidas nos saltábamos algunas clases y claro, nuestros padres terminaban enterándose y nos castigaban con el peor de los tormentos, quedarnos sin salir. Drama puro.
De esos tiempos recuerdo que a veces soñaba con una niña invisible que solo yo podía ver, me quedaba con una sensación extraña, pero lo obviaba, bastante tenía con la cruz de la adolescencia.
Sinceramente, cuando escucho a alguien decir que le gustaría volver a tener 15 años, pienso que padece algún trastorno masoquista.
Yo con el tema de los estudios iba de mal en peor, mis padres me habían amenazado con irse ellos de vacaciones en verano y dejarme estudiando para sacar en septiembre las asignaturas que seguramente me quedarían.
A mí la idea de quedarme sola en verano me pareció un regalo y no me molesté en los exámenes finales de junio. Por supuesto los 3 suspensos que traje hicieron que mis padres cumplieran su amenaza y finalmente yo me quedaba sin vacaciones. Yujuuuuuu!
Lo malo es que no me habían leído la letra pequeña del asunto, por supuesto no estaban tan locos como para dejarme sola, así que después de consultarlo con Saro llegaron al acuerdo de que me quedaría en su casa (arresto domiciliario), con solo 2 horas por día para despejarme de los estudios saliendo a la calle (libertad vigilada). A mí ni tan mal que me pareció, pensando que Saro con su santa paciencia iba a ser permisiva conmigo, pero no, me sorprendió haciéndome cumplir a rajatabla lo estipulado.
El verano del 97 prometía ser soporífero y largo.
Llegado el momento mis padres se fueron y yo me instalé en casa de Saro, ella andaba muy ocupada con una exposición que tenía en breve, pero no bajó la guardia conmigo.
Un día me notó triste e inició un interrogatorio disfrazado de conversación, tenía ese don. Pude darme cuenta verbalizando mis miedos que no sabía por donde tirar con mis futuros estudios cuando siempre había estado claro. A mí me gustaba escribir y me atraía mucho el mundo de la radio.
Saro dijo: ¿Ves? lo tuyo son las palabras, si te encaminas por ahí te irá bien porque es tu pasión, solo te falta un poco de constancia y madurez, pero te llegarán, estoy segura.
Al día siguiente me compró un diario, por supuesto la portada me la ilustró con un hermoso ángel. Me lo entregó diciendo que era un regalo de "nocumpleaños". Se convirtió en costumbre y cada verano me regalaba uno, siempre personalizada la portada con sus ángeles. Debo decir que muchas anécdotas no han caído en el olvido gracias a esos diarios.
Saro también me hizo ver que si repetía curso, por mucho que siguiera frecuentando a mis amigas, ya no sería lo mismo. Y bueno, tuve algo de lucidez y me propuse aprobar las suspendidas.
Como me estaba "portando bien", mis padres telefónicamente me autorizaron a ir al cumpleaños de Olga, no podríamos estar todas las amigas, ya que algunas estaban veraneando fuera, pero pudimos vernos unas cuantas, Ana, Mari Carmen, Laly, Rosi y yo.
Habíamos quedado para ver el estreno de Titanic, sabíamos que muchos chicos irían a verla y no pensábamos aparecer de cualquier modo. Así que tres horas antes de ir al cine nos dedicamos a probar mil y un peinados. Antes muertas que sencillas.
Estando en plena película, Olga empezó a rascarse la cabeza con ganas, nos hizo gracia y nos dio la risa tonta mientras el barco se hundía, fuimos incapaces de parar el ataque de carcajadas que sufrimos. El resultado fue que salimos sin terminar de ver la película antes de que nos lincharan en el cine. Aunque la verdad es que tampoco nos importó mucho, de hecho nunca he tenido interés por terminarla de ver.
Volvimos muertas de risa a su casa y nos encontramos a su madre gritando: ¡este niño está lleno de piojos!
El hermano pequeño de Olga había llegado de un campamento dos días antes trayendo visitantes no deseados.
Empezamos a rascarnos como posesas mientras mirábamos a Olga con furia, todas habíamos usado sus peines y cepillos horas antes. Ana, que no era muy habladora pero cuando lo hacía sentenciaba, dijo que era el karma por habernos pasado con los chicles que le pegamos a Jacke en su cabeza.
Nosotras como buenas amigas no perdimos los nervios, directamente nos pusimos histéricas. La madre de Olga nos miró por encima las cabezas y confirmó el veredicto: piojosas todas.
Rosi, comprensiva como nadie (hasta ese momento) al ver amenazada su melena rizada juró venganza, mientras que Laly, Ana, Mari Camen y yo simplemente lloramos imaginándonos con las cabezas rapadas.
En esos momentos Olga odió a su pobre hermano tanto como nosotras a ella.
Continuará.
Hola 🙋, me gusta mucho, es como ver una serie pero leyendo, va camino de convertirse en novela y vernos dentro la hace más divertida, siempre he querido tener el pelo rizado 👌🤣
ResponderEliminarMientras la "novela" no se transforme en un culebrón...
ResponderEliminarGracias por acompañarme en esta aventura "escrituril".