jueves, 26 de noviembre de 2020

¿Quién será? Capítulo II

 El segundo anónimo lo pusieron en el buzón, nuevamente a mi nombre. 

El dichoso papel temblaba entre mis manos nerviosas. ¿Quién estaba detrás y porqué? Intranquila pensé  que alguien estaba interfiriendo en mi vida acusando a Susana y metiendo a una tercera persona, Paula, la que fuera años atrás canguro de mi hijo Alejandro.

Rebobiné en mi memoria hasta los días en que tuvimos que prescindir de Paula, intentando encontrar algún indicio que me explicara el sinsentido de los anónimos.

Paula estuvo cuidando de Alejandro 5 meses y estábamos muy contentos con ella. Era una chica muy responsable y cariñosa, hasta el bebé la conocía y siempre le sonreía. ¿Qué mejor indicador de qué hacía bien su trabajo?

Hasta que un día Susana me dijo que tenía que hablar conmigo, que no le gustaba meterse donde no la llamaban, pero pensando en el bienestar de Alejandro creía que lo mejor sería contarme algo que nosotros desconocíamos. Me dijo que desde hacía días cuando nosotros marchábamos a trabajar y Paula estaba al cargo del bebé, recibía la visita de un chico. Casualmente lo había visto salir un día de mi casa e iba como arreglándose la ropa, cosa que le extrañó. Cuando al día siguiente volvió a encontrarse con lo mismo, decidió "espiar" y cada mañana a la misma hora entraba el chico, estaba sobre una hora y luego se iba. Lo que le hacía pensar que Paula no estaría cuidando del niño como era debido si se ocupaba a otros menesteres.

Me extrañó muchísimo, confiaba en Paula, pero la palabra de Susana no me ofrecía la menor duda. Lo hablé con Jose, mi marido, y ambos coincidimos en lo mismo. La niñera tendría que buscar otro sitio donde verse con su novio o lo que fuera. Estábamos defraudados pensando en el comportamiento de Paula, meter a un desconocido en nuestra casa y lo que era peor, durante al menos una hora dejar desatendido al niño. Y claro, la cabeza da vueltas y te imaginas cualquier disparate que pudiera estar pasando a tus espaldas sin que tuvieras conocimiento de ello.

Aunque sabíamos que Susana no se iba a inventar algo así, pensamos que si  encarábamos a las dos sería la palabra de una contra la otra. Además, estaba el tema de que Paula era la sobrina de una buena compañera de trabajo y sin duda traería malos rollos. Al final optamos por decirle a Paula que venía una hermana de Jose una temporada larga y se haría cargo del cuidado del niño. Optamos por una mentira piadosa para alejar a Paula, dadas las circunstancias pensamos que era lo mejor.

Pero encontrar sustituta de un día para otro no era fácil y no queríamos meter en casa a ninguna persona desconocida. Susana nos dijo que para ella no supondría problema  cambiar el horario de sus clases e impartirlas por la tarde. Nos sabía mal abusar de Susana, pero insistió en que se ofrecía gustosa y sería positivo para ella porque la mantendría todo el día ocupada. 

Yo seguía dándole vueltas a la cabeza recordando como habían sido los acontecimientos por aquel entonces, intentando encontrar algún detalle que se nos hubiera pasado por alto y pudiera darnos alguna pista que explicara el segundo anónimo. Tras hablar con Jose y decirle lo de los anónimos, llegó a la conclusión de que si habían dos personas implicadas y Susana no iba a tirar piedras sobre su tejado, la explicación la tendría Paula. Jose creía que podría estar despechada por haber sido despedida, pero yo no veía claro  que una niñera 20 años después de los hechos diera señales de vida y menos a través de un anónimo. No le encontraba ningún sentido.

Jose estuvo un par de días dando vueltas al asunto de los anónimos, pero terminó por obviarlos. A mí me pareció buena idea, tampoco es que se nos dijera que alguien había matado a alguien, pero no sé.... no me resultó tan fácil hacer como si no existieran.

Si había sido Paula, tenía que saberlo y olvidarme del tema.

 Con la excusa de que quería hacer copias de unas fotografías que Paula le había hecho a Alejandro cuando era un bebé, pude conseguir el teléfono de la niñera a través de mi compañera de trabajo. 

La llamé y mantuvimos una breve conversación. Lo primero que hizo fue preguntarme por Alejandro, aunque se notaba que mi llamada la había desconcertado, normal, después de tantos años recibir mi llamada....finalmente me atreví a decirle que me gustaría tratar un tema y prefería que fuera en persona.

Por nuestros turnos de trabajo no pudimos vernos hasta pasada una semana. 

Yo quería encontrar alguna explicación lógica y pasar página, pero tenía el presentimiento de que las cosas se iban a complicar.

Y no me equivoqué.



Continuará.




No hay comentarios:

Publicar un comentario