Las primeras prácticas en el psiquiátrico fueron apasionantes.
Hasta el olor que allí se respiraba y que normalmente causa rechazo me gustaba.
Al ser novata en principio no podía tratar ni valorar yo sola, tenía que ir de la mano de una licenciada, pero todo se andaría.
La gente seguía viendo en mí a una joven aplicada, responsable y tímida. Mi trabajo me había costado fabricarme esa imagen, así que seguí proyectándola.
No tenía claro quien sería mi próxima víctima, pero llegado el momento lo sabría. Confiaba en mi sexto sentido que me susurraría "esa es la persona adecuada".
Estaba ansiosa, pero tendía que andarme con pies de plomo, lo que me estimulaba aún más.
Ya la persona que me tutelaba confiaba plenamente en mí y me empezaba a dejar sola en algunas consultas.
Pude conocer tantas mentes enfermas..... era apasionante y un reto para mí. Era como coger las piezas de un puzle mal ensamblado y descolocar las pocas que casaban bien.
Un paciente, Jorge, despertó mi curiosidad, llevaba tres años en el Centro.
Había sufrido abusos en su niñez y en la adolescencia cambió los papeles convirtiéndose en violador.
No estaba en una cárcel porque estaba como una puta cabra, era evidente. A pesar de su delirio el recuerdo de sus acciones pasadas lo atormentaban sin piedad. Había intentado suicidarse más de una vez sin éxito. Era un pobre diablo.
Hasta que aparecí yo para liberarlo de sus penas.
Me gané su confianza, mi aspecto frágil debió influir y tras algunas semanas de terapia con él, lo fui envolviendo con ideas nuevas.
Pude instalar en su mente enferma que él era una víctima y no había hecho nada malo, había sido su pene. Sutilmente fui dirigiendo su punta de mira a su miembro viril.
Era el que le había hecho actuar con violencia, era el causante de todo el dolor causado.
Teóricamente aun no podía aplicar técnicas de hipnosis, pero iba un paso por delante y me moría de ganas por probar.
Me pareció la oportunidad perfecta, así que aquel infeliz fue la primera persona con quien probé dichas técnicas.
Fue más fácil de lo que pensaba manipular su mente, cuando estaba en trance me adueñaba de su inconsciencia y le ordenaba que se mutilara; si su pene desaparecía, se borrarían todos sus males.
También me ocupé de esconder en su habitación un cuchillo, pero como me tenía que cubrir las espaldas le dije estando el sujeto hipnotizado, que tendría que esperar 3 días y dónde encontrar el arma que lo liberaría.
Yo iba a estar durante unos días de vacaciones y había planeado que el paciente se mutilara cuando yo no estuviera, así evitaba que se me pudiera relacionar con el suceso.
Estuve alejada del psiquiátrico una semana. Esperaba que en algún momento sonara mi teléfono y se me informara de la mutilación de mi paciente, pero nadie llamó.
Estaba deseando volver a trabajar para ver que había fallado en mis planes, quizás el paciente necesitaba más sesiones de hipnosis, o tal vez alguien descubrió el cuchillo.... Pero hasta que no me incorporara no podría saberlo y me devoraba la incertidumbre.
Por fin llegó el día de mi incorporación, según entré mi tutora me llevó a su despacho.
Me dijo que a los pocos días de estar disfrutando de mis vacaciones, había sucedido algo con una de las personas que yo evaluaba en mis prácticas. Qué había pensado en llamarme para que no me encontrara con aquel panorama al reincorporarme, pero que no tuvo agallas para estropearme las vacaciones.
El hecho es que el paciente "tal" amaneció muerto en su habitación, desangrado. No se sabía por qué medios consiguió un cuchillo y se amputó el pene. Añadió que amputar era una palabra amable dadas las circunstancias, puesto que realmente se hizo una carnicería que le produjo una hemorragia fatal.
También me dijo que todo el personal que atendía en el comedor estaba siendo investigado por el tema del cuchillo.
Dejé que mis ojos manaran, lloré sin disimulo ante mi tutora, ella apenada al verme pasar por aquel trago me consoló diciendo que a veces esas cosas pasaban y que al menos aquella alma atormentada ya descansaba.
Ni en la peor de sus pesadillas hubiera imaginado la mujer que me consolaba que mis lágrimas eran de satisfacción.
Había funcionado la hipnosis, un mundo para seguir experimentando me esperaba.
Me rondó la misma pregunta: ¿Por qué?
Y de nuevo la misma respuesta: "Porque puedo".
Continuará.
Fuerte mente perversa!!! Pero engancha la historia....🤔🤔 Veremos qué pasa. Besotes amiga 😘😘😘
ResponderEliminarVienen curvas, espero que te siga enganchando.
ResponderEliminarAbrazos amiga.
Hola Hermanita! Pobre Jorge, que sirvió de conejillo de indias.
ResponderEliminarVaya una mente más retorcida la de la prota.
Bueno Hermanita, cuídate mucho. Besos y Abrazos Grandes
Gracias Juanfra por acompañarme cada semana y si encima te gusta lo que lees mejor, jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.