jueves, 30 de diciembre de 2021

Lava y Nieves. Capítulo V.

 Curiosa salió Nieves al balcón.
La luna llena quiso bañar su mechón blanco, reflejando en la cara de la joven una luz que a Damián le hizo olvidar a la pelirroja, atrapado sin remedio por la inesperada aparición.
Puso su alma en las canciones y cuando Nieves bajó para agradecer la serenata  ya no hubo vuelta atrás. A saber que de vidas anteriores tuvieron que vivir hasta volverse a encontrar.
Lava, atónita, sintió como le latía la herida de su brazo al verlos juntos y furiosa esperó que entrara su hermana para recriminarla.
El hecho de que Nieves pareciera entusiasmada con el aquel chico no le importaba. Lo que realmente la desarmó fue que su hermana incumpliera el pacto hecho años atrás y la decepción la atravesó como un puñal.
Nieves que instantes antes parecía levitar, tuvo que hacer frente a una Lava colérica. No llegó a comprender de qué era acusada, si su hermana esperaba a Juan, ¿qué daño hacía conociendo ella a otro chico? Y ante el incomprensible enfado de su hermana cargado de reproches que no entendía, se defendió con su silencio. Eso encendió aún más a Nieves.
No se entendieron y se instaló entre ellas un apretado nudo imposible de desatar.
Al día siguiente Lava ocupó otra habitación de la casa, no quería seguir compartiendo el mismo espacio con su hermana.
Los padres no pudieron intermediar. Pensaron que sería una discusión normal entre hermanas que pasaría en unos días, pero el tiempo pasaba sin que se produjera la reconciliación y solo les quedó ser testigos de aquel disparate.
Nieves estaba dolida, se había sentido injustamente tratada y se refugió en Damián. 
Este intentó hablar con Lava para explicarle que sencillamente se había enamorado de su hermana e intentar tener una relación sana de cuñados, pero ella no quiso oírlo.
Lava viendo que el noviazgo de su hermana iba en serio, comenzó a tontear como antes no lo había hecho con Juan. Por pura revancha, desconocedora de que el destino hubiera encontrado la forma de unirla como fuera a Juan.
Así se ennoviaron las dos, aunque entre ellas ya nada volvió a ser como antes. 
La convivencia se pudrió. Tanto, que nos les permitió ver lo mucho que en el fondo se echaban de menos.
María habló con Manuel, sabía que su marido siempre había soñado con construir dos casas adosadas a la familiar para tener a sus hijas cerca, pero los últimos acontecimientos no lo aconsejaban.
Sus hijas actuaban como si un rayo hubiera caído entre las dos no solo para separarlas, sino para envenenar a la una en contra de la otra. 
Desconociendo lo sucedido, pensaron que algo pasaba con alguno de sus yernos. Que vivieran todos juntos solo acarrearía dolor.
Se estaban construyendo viviendas en dos barrios diferentes y  no quedaban lejos de la casa familiar. Así decidieron comprar una en cada lado, lo suficiente alejadas como para no tener que encontrarse las hermanas cuando por ejemplo, fueran a comprar el pan, pero cerca del hogar de los padres.
Cuando comunicaron la decisión a las hijas, Lava y Nieves comprendieron que sus caminos se separarían. 
Instaladas en el silencio ocultaron sus sentimientos de pérdida.
La única expresión visible en Nieves fue el engrosamiento de su mechón blanco, mientras que a Lava la cicatriz se le ensanchaba sin motivo aparente.

Continuará.

2 comentarios:

  1. Uhmmmm que pasará... una pena lo de las hermanas pero así es a veces la vida. Feliz Año Nuevo amiga para tí y los tuyos. Espero y deseo que sigas escribiendo porque me encanta leer tus historias. Un súper abrazo y un beso grande.😘😘😘😘

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  2. Ya te estaba echando de menos,jjjj.
    Si seguiré escribiendo, saber que tú y otr@s están del otro lado me anima a continuar con esta aventura "palabril".
    Los mismos buenos deseos para tu nuevo año, un abrazo amiga.

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