Germán.
Había pensado que trabajar en la oficina de objetos perdidos iba a ser un destino tranquilo, sin más repercusión emocional que el acostumbrarme a que la gente pueda perder cualquier cosa.
Estaba equivocado.
Mi trabajo consiste en recibir, clasificar, meter en la base de datos todo lo que se entrega, atender a los usuari@s que vienen buscando lo que sea y avisar a los 2 años a quién haya depositado algo -si no ha aparecido su dueñ@ en ese tiempo- de que se lo puede quedar. También preparar para donaciones lo que no es reclamado pasado el período estipulado.
No es un trabajo en que me deje la piel, pero siempre pasa algo que me pellizca por dentro.
Ayer, sin ir más lejos, vino un niño con su abuela a entregar una cometa que encontró en la calle. La mujer y yo nos miramos entendiéndonos sin palabras, un cometa tiene por costumbre volar, es lo suyo. ¿Quién va a venir a estas oficinas a buscar algo que a saber qué viento ha mudado? Pero el gesto de ese chiquillo, convencido de que la cometa encontrará la mano que involuntariamente la hizo volar sola, hace que no le diga lo que de verdad pienso. Para que se quede tranquilo le informo de que si pasado 2 años no aparece nadie a reclamarla, la cometa será suya. Respondió que dentro de 2 años él tendrá 8 y ya será mayor para jugar con esas cosas.
Me dan ganas de abrazarlo, pero me limito a regalarle un bolígrafo que me había comprando esa mañana.
Las cosas materiales que se extravían pueden terminar en una oficina como esta, pero ¿a dónde irá la inocencia de ese niño cuándo se le despegue?
Hoy es martes, así que pasará por aquí Raquel.
Es conductora de guaguas y la encargada de traer lo que la gente olvida en ellas, que no es poco.
Hemos cogido la costumbre de cuadrar nuestros horarios, así cuando viene salimos a desayunar juntos. Me gusta Raquel, no en el sentido romántico, no. Me gusta como persona y creo que el sentimiento es mutuo. Nos sentimos a gusto juntos ese ratito que pasamos, aunque inevitablemente terminamos hablando de los objetos que me trae, deformación profesional en mi caso.
El caso es que Raquel llegó hoy cargada y decidimos salir a desayunar y luego dar entrada a lo que trajo.
Estando ya casi saliendo, llegó una niña con su padre. Me costó creerlo cuando me dijo que había perdido una cometa. Y sí, era la cometa que había recibido ayer. La sonrisa cuando se la entregué fue casi tan grande como el beso que me dio cogiéndome totalmente desprevenido. Esas cosas hacen que mi trabajo valga la pena.
Ya desayunando le cuento a Raquel la historia completa y me dice que debería llamar al niño para decirle que la cometa volvió con su dueña. No es lo habitual, pero haré esa llamada.
A los dos se nos posa la ternura con esa historia y su final feliz.
De vuelta a la oficina nos centramos en lo que Raquel portó hoy y me llama la atención una gran carpeta. Me dice que contiene unos dibujos muy buenos, que pensaba que eran de una chica que suele coger su línea portando una carpeta, si no igual, parecida. Además, la chica se sube en la parada que está cerca de la Escuela de Bellas Artes y le cuadraba que fuera de ella. Que en cuanto la vea le preguntará si olvidó los dibujos en la guagua.
-¿Cómo te puedes acordar de las caras de los pasajeros con tantos cómo ves en un día?
-Es que esa muchacha tiene algo peculiar, sus ojos son de colores diferentes y no puedo evitar mirarla siempre que sube, es fascinante.
Raquel se tiene que ir y yo continúo con mis cosas, clasificando, inventariando.... lo de siempre, pero todavía me dura el beso de la niña en la mejilla y me doy cuenta de que llevo rato silbando.
Llamo a la casa del niño y cuando me lo pasan y le comunico que la cometa fue reclamada le grita a su abuela: "¿Lo ves? Yo sabía que la irían a buscar, te lo dije".
Buen día hoy de curro, si señor, me quedan cosas pendientes, pero mañana será otro día.
Continuará.
Uhmmm que interesante, una oficina de objetos perdidos, múltiples historias se pueden entrecruzar entre tanta pérdida ....un fuerte abrazo amiga 😘😘
ResponderEliminarLo pillaste rápido, se tejen las anécdotas de la oficina de objetos perdidos con los dibujos que están en la carpeta y que serán de alguna manera protagonistas de esta historia.
ResponderEliminarChica lista, tengo buen ojo con las amigas. Un abrazo Astrid.