jueves, 2 de marzo de 2023

Una vida normal. Capítulo XI.

 Mientras me arrullaba el sonido del mar repasé la reciente conversación mantenida con Mara.
Vale que yo no estaba en su misma órbita de energías y parafernalias. Quizás tuviera algo de razón, a veces hasta me hacía dudar, pero lo que sí tenía claro es que aparecía justo cuando la necesitaba.
Alternativas, me dijo que buscara alternativas. ¿Pero cuáles? 
Volví a repasar mi vida, sería muy ingrata si me quejara de las cartas que me habían tocado en suerte, a excepción de mi pequeña discapacidad física, claro. Pero si no hubiera nacido con una pierna más corta que la otra ¿estaría ahora con la empresa de mis calzados adaptados? La respuesta fue un rotundo no. Reconocí que sin esa dificultad yo estaría en una historia diferente. Probablemente en cualquier empresa ajena que me reportara un sueldo y ya. Tampoco Gonzalo estaría en mi vida.
Y poder ofrecer mi producto me suponía una satisfacción que no hubiera obtenido en cualquier otro trabajo. Aportaba algo bueno para las personas que precisaban de mi calzado. Vale que no había descubierto la penicilina, pero mi granito de arena era positivo.
No, no iba a dejar mi empresa, tampoco pensaba esperar más para ser madre. No había encontrado ninguna solución que me permitiera más tiempo para dedicarme a mi pasión por el mar, pero ya la encontraría. 
Llegué a casa y Gonzalo estaba delante de su amante, el ordenador. 
-Anda, apaga ese cacharro que de hoy no pasa.
-¿Qué dices Paola?
-Que ya va siendo hora de que nos pongamos a hacer un niño. ¿No llevas tiempo diciéndomelo?

Pasaron algunos días y seguía dándole vueltas, la idea de verme toda la vida dedicando tanto tiempo al trabajo tenía que cambiar. No sé por qué, pero sabía que había una solución esperando a ser encontrada.

Invité a Mara a cenar una noche en casa, apenas había coincidido con Gonzalo y quería que se conocieran mejor, la mente analítica de mi pareja y la espiritual de Mara podían fundirse para dar con una solución. Tengo un buen presentimiento me dije, mientras pensaba que se me volvían a pegar las chifladuras de Mara.
Nada más entrar, me abrazó de una forma diferente diciendo:
-Estás embarazada, felicidades.
-¿Pero qué dices Mara? Tú y tus cosas.
-¿No te has hecho aún la prueba?
-Claro que no, no tengo ninguna sospecha.
-Hazme caso y busca una farmacia mañana. Y estás de suerte, le podrás poner Marina.
Gonzalo nos miró extrañado, ya le había contado de las rarezas de aquella mujer y por un momento temí que no se entendieran, pero noté que se habían caído bien.
Durante la cena los dos bromearon diciéndome que no debía tomar vino, que no era conveniente en mi estado. Yo les hice alguna regañiza mientras llenaba mi copa. ¿Cómo iba a estar embarazada tan pronto? Me obligué a descartar la idea.
Como no pudo ser de otra manera, tratamos el tema que me quitaba el sueño.
Propuse una tormenta de ideas, es algo que nos enseñan en la carrera, se trata de aportar todas los planes que pasen por la cabeza por muy descabellados que parezcan, a veces suena la flauta y una de la ideas aportadas da con la clave.
Hablamos de todo, vender, sustituir la mano de obra por más maquinaria, qué se yo... pero nada me convencía, hasta que Mara preguntó:
-¿Tú tienes la patente de tu producto?
-Claro, es de las primeras cosas que hice al iniciar el negocio.
-¿Y no te has planteado que por ahí puedes encontrar lo que buscas?
-No voy a vender mi patente y quedarme sin la empresa.
-Claro, lo entiendo, pero puedes ceder parte, vender tu idea y que te reporte beneficios.
Gonzalo corrió al ordenador y se puso a teclear nervioso.
-Paola, justo llegó ayer un correo de una empresa alemana que está muy interesada en producir y vender los zapatos adaptados. La verdad es que no le di mucha importancia y ni te lo comenté, mira que casualidad.
-¿Qué empresa?
-Vorstellung.
-Me suena de cuando estuve viviendo en Alemania -dijo Mara- si no recuerdo mal esa empresa tiene muy buena reputación. Se dedican a negociar con patentes ya existentes, siempre con buenos productos. 
-¿Viviste en Alemania?
-Sí, un par de años de jovencita y hablo alemán. De hecho el nombre de esa empresa se puede traducir como idea, presentación, imaginación, concepto....
-Eres una caja de sorpresas Mara. Venga Gonzalo, haznos los honores con el ordenador y descúbrenos todo lo que se pueda encontrar sobre esa empresa.

Continuará.







 

2 comentarios:

  1. Vaya sexto sentido tiene Mara... Intrigada hasta el siguiente jueves. Un beso fuerte amiga😘😘😘😘

    ResponderEliminar
  2. Se empieza a animar la cosa.
    Abrazos amiga.

    ResponderEliminar