jueves, 17 de agosto de 2023

El teléfono de la esperanza. Capítulo I

 Siempre me había parecido un cuento chino eso del teléfono de la esperanza, pero he podido comprobar que realmente es un soporte psicológico para las personas en situaciones complicadas.
Ayer estaba deprimido, pensando en la boda que no llegó a celebrarse. Debería estar con Margarita, mi exnovia, de luna de miel y al percatarme de que me he quedado solo, la ansiedad me ha hecho marcar ese teléfono. La verdad, no esperaba encontrarme arropado por alguien al otro lado de la línea que sin conocerme me ha escuchado y dado buenos consejos.
Es significativo el nombre de la mujer que me atendió, Consuelo. Hizo honor a su nombre.
Le conté mi sentimiento de soledad, porque no solo me he quedado sin pareja, la mujer con la que he estado 10 años, si no que de rebote me he quedado sin círculo social, por eso de que me relacionaba con sus amistades. Han tomado partido por ella, o sea, que estoy más solo que la una. Ellos se lo pierden.
Fue fácil contarle mis penas a Consuelo, ni me di cuenta de lo rápido que pasó el tiempo, tres horas que pasaron volando. Fue ella la que amablemente me indicó que tenía que ir dejando la línea libre. Al parecer su compañero estaba enfermo y estaba sola al frente del servicio y de alguna manera le comunicaron que había un hombre dispuesto a tirarse de un puente, después de llamar insistentemente al teléfono de la esperanza y encontrarse con que comunicaba la línea continuamente. Cosas que pasan.
Repaso mentalmente la conversación que mantuve con ella, para seguir la línea que debo seguir y salir de este pozo solitario en el que se ha convertido mi vida.
Así a grandes rasgos, le conté a Consuelo que tengo 30 años, que no trabajo porque vivo de las rentas. Mis padres al fallecer me dejaron sus numerosos inmuebles, así que no tengo que preocuparme de la parte económica. Aunque trabajar trabajo, que tengo que llevar las cuentas y esas cosas. 
Ella me indicó que debería buscar amistades nuevas, también que hacer deporte es muy positivo, otra opción es que me apunte a algo solidario, dijo que es realmente gratificante y por último que de momento, estaría bien empezar por adoptar una mascota. Esto último teniendo en cuenta que soy alérgico al pelo de perros y gatos es complicado, pero le prometí que lo haría y por ahí voy a empezar. Ya se me ocurrirá algo.
Estuve tan entretenido mientras hablaba a esa mujer, que se me pasó contarle un pequeño detalle: que fui yo quien canceló la boda en el último minuto.
Pero es que ese día me levanté poniendo el pie izquierdo en el suelo y me dio mal rollo, empeoró mi estado anímico recordar el sueño de la noche anterior: alguien me contaba un chiste malo, ese de que el colmo de la mala suerte es tener una novia que se llama Margarita y te deja plantado.
Se me encendieron todas las alarmas, no podía obviar las señales, no me podía casar. Por lo menos ese día no.
No esperaba que Margarita se lo tomara tan mal, pero no hubo manera de que entrara en razón. Se puso histérica, lloró, me amenazó, perdió los papeles por completo. 
Pensé que había hecho lo correcto, que si ese día me hubiera levantado con el pie derecho y no hubiera recordado lo soñado, me habría casado con una desquiciada. Y es que hay que hacerle caso a las intuiciones y señales que nos da la vida.
Le prometí a Consuelo que seguiría sus pautas, así tengo excusa para llamarla y contarle mis avances.
Lo primero es el tema de la mascota. Bicheo en internet y sin querer mis ojos se posan sobre una noticia del día anterior. Un hombre se tiró de un puente. ¿Será el qué estuvo llamando cuándo yo estaba en línea con Consuelo? Por si acaso no le sacaré el tema en mi próxima llamada.
Veo diferentes anuncios de personas que ofrecen, por lo motivos que sean, mascotas que no pueden atender. Me fijo en el vídeo de un loro, no parece muy grande, con un plumaje colorido precioso, pero lo que de verdad me llama la atención es como habla. Aunque la voz parece la de una persona algo distorsionada, su vocabulario es extenso y lo mejor, educadísimo. El actual dueño se le acerca con pipas y el jodío le dice: guapo, muchas gracias, dame más. 
No puedo perder esa oportunidad estupenda y llamo al teléfono que indican.
El propietario del animalito me dice que se tiene que ir a vivir al extranjero por trabajo y no va a poder atender adecuadamente a "Chispa". Que ha recibido un montón de llamadas de gente que está interesada en quedarse con el loro. Me invento la historia de que tengo una hija de siete años con leucemia y adora a esos animales y que estaría haciendo una buena acción si permitiera que me quedara con su mascota. Noto que mi mentira lo ha enternecido y aprovecho la coyuntura para quedar sobre la marcha. Busco en internet lo que comen esos bichos y paso por una tienda de animales donde me aconsejan un pienso exquisito que al parecer tiene cereales, frutas, semillas y qué se yo. 
Una pasta que me costó, ya lo acostumbraré a comer pipas cuando esté en mi casa. Ahora tengo que quedar bien.

Continuará.







2 comentarios:

  1. El título promete, a ver qué pasa ...Besos amiga 😘😘😘

    ResponderEliminar
  2. Otro registro con esta historia, se me apetecía el cambio. Espero que la disfrutes, ya me contarás, besos Astrid.

    ResponderEliminar