jueves, 24 de agosto de 2023

El teléfono de la esperanza. Capítulo II.

 Llego a la casa del dueño del loro con el pienso especial y  me recibe amablemente. Se lamenta por la enfermedad de mi hija inventada y expresa que eso ha hecho que la balanza se incline a mi favor. Me presenta a Chispa, un pedazo de loro, parecía más pequeño en el vídeo.
Le ofrezco el regalito que le he llevado y me sorprende cuando habla: "guapo, guapo".
Alucino con él y estoy ansioso por llevármelo a mi casa. 
El hombre se despide de él entre lágrimas, se ve que le tiene cariño y me pide que nos intercambiemos los teléfonos. Dice que si no me importa me llamará de vez en cuando para ver como está Chispa y que le mande alguna foto. Claro, le respondo, mientras me pregunto si va a ser un pesado que me dará la tabarra. Bueno, ya veremos, con no cogerle el teléfono tengo.
Llegamos a mi casa Chispa y yo, luce bonito mi salón con ese pájaro hablador. Estoy tan emocionado que me muero de ganas de llamar al teléfono de la esperanza y contárselo a Consuelo, pero mejor hacer algún avance con Chispa para tener algo interesante que contarle.
Paso el resto del día mirando al loro esperando escucharlo, pero nada, está mudo. Llamo al antiguo propietario y me dice que es normal, que le tengo que dar tiempo para que se habitúe a su nuevo hogar.
Me acerco a Chispa con intención de acariciarlo y me pega un tremendo picotazo en la mano. 
Cabrón, le suelto sin darme cuenta. Tendré que tener paciencia e ir poco a poco. Seguro que en nada comerá de mi mano y me dedicará bonitas palabras.
Esa noche, sobre las tres de la madrugada me desperté sobresaltado por unos gritos, en principio pensé que alguien había entrado en mi casa. Se me pasó por la cabeza que una Margarita iracunda me iba a asaltar, hasta que caí en la cuenta de que era Chispa que no paraba de decir: "cabrón, cabrón, cabrón". Me dieron ganas de desplumarlo, y no llamé al antiguo dueño porque soy una persona considerada y no eran horas. Pacientemente esperé a que fuera una hora razonable y sobre las seis lo llamé. Debí despertarlo por la voz que tenía. Le conté que Chispa no paraba de decir cabrón y que no me había informado de que el loro tenía ese vocabulario. Me juró y rejuró que nunca había dicho tal palabra, que debió oírla de camino a mi casa. Que tuviera paciencia, que le enseñara palabras nuevas para que se olvidara de la palabrota. Me insinuó que si tenía que volver a llamarlo, mirara antes el reloj.
Jesús, qué poco empática es la gente. Yo soy el que está muerto de sueño.
Pienso en alguna palabra que le pueda enseñar a Chispa, que sigue empecinado repitiendo cabrón, cabrón.
Se me ocurre enseñarle a decir consuelo. La verdad, a ingenioso no me gana nadie, si el bicho lo repite y se lo digo a Consuelo seguro que gano puntos ante ella.
Esa mañana pensaba revisar las cuentas de mis viviendas alquiladas, pero entusiasmado me siento ante la jaula y repito deletreando bien: consuelo, consuelo. Parece que no surge efecto de momento, pero no pienso tirar la toalla, como Santiago que me llamo que terminará por aprender esa palabra.
Pierdo la cuenta de las veces que le oigo decir cabrón. Chispa 1 - Santiago 0.
Me doy un respiro con el loro, llamo al teléfono de la esperanza y por suerte responde Consuelo, que curiosamente, reconoce mi voz.
Le cuento que estoy siguiendo los pasos que me aconsejó y que empecé por la mascota. Le hablo maravillas de Chispa y cuando intento tratar otros temas me indica que sigue estando sola y no puede extenderse tanto como en mi primera llamada. Que finalmente el hombre del puente se suicidó y que le pesa no haberlo podido atender. Que debo comprender que hay otras personas que necesitan ayuda.
Me fastidia un poco, esta segunda vez solo he estado hablando con ella hora y media. Cuando se lo iba a decir oí a Chispa, me pareció que decía consuelo. Entusiasmado le acerqué el teléfono para que ella lo pudiera escuchar, menos mal que me di cuenta, el muy desgraciado decía a voz en grito: orzuelo, orzuelo.... Espero haber colgado a tiempo.

Continuará.




2 comentarios:

  1. Jajajajaja este se va a arrepentir del loro, o no, ya veremos..😘😘😘

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  2. Pobre loro con semejante personaje.
    Un abrazo Astrid.

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