Brutal, milagroso, espectacular, emocionante, hermoso...
Podría seguir con una lista interminable de adjetivos al recordar el primer parto al que me permitieron asistir.
Sigo agradeciendo la generosidad de Eva, la amiga de Sara, al permitirme la experiencia. Quién nos iba a decir entonces que ambas fueron buenas mentoras cuando comencé a trabajar con ellas.
Y no, no me desmayé.
Están a punto de jubilarse, las echaré de menos, pero sus experiencias como matronas me allanaron el camino cuando comencé a ejercer mi carrera y lo más importante, me enseñaron que si la vocación es verdadera, por más partos a los que asistas como matrón o matrona, seguirás emocionándote en un paritorio.
Pero vuelvo a enrollarme, voy a tener que recortar mucho en estos folios antes de pasárselos a Luna.
Mejor seguir un orden cronológico.
Yo tuve claro lo que iba a estudiar, aunque no me animaba a decirlo en mi casa, me imaginaba el gesto torcido de mi padre y lo fui posponiendo. Luna por entonces se aclaró y decidió estudiar urología.
Llegado el momento de hacer la por entonces llamada selectividad, teníamos que cumplimentar unos formularios para las carreras elegidas.
Estábamos en mi casa rellenando el papeleo cuando mi padre preguntó qué hacíamos y le respondimos.
-Ah entonces ya se decidieron, ¿y qué van a estudiar?
-Urología y enfermería obstétrica ginecológica.
-Traduce hijo, que yo sé de números pero eso me suena a chino.
-Pues la urología, entre otras cosas, se ocupa de las enfermedades del aparato genital masculino y lo otro viene siendo lo que estudió la madre de Luna que es matrona.
-Qué bien, vamos a tener un médico en la familia y qué bonito que Luna siga los pasos de su madre.
-No, no, papá, al revés, Luna estudiará urología y yo para matrón.
Y la bomba explotó.
Los prejuicios de mi padre los esperaba, no entendía que una mujer fuera especialista en algo considerado como masculino, al igual que un hombre se dedicara a traer niños al mundo cuando siempre había sido cosa de mujeres.
El "ustedes están locos" sonó tan fuerte, que mi abuela, como siempre, vino a mi rescate.
-Te me dejas de tonterías, si el niño quiere estudiar eso no te metas, ¿acaso cuándo tu mujer va al chochólogo y se despatarra delante de un hombre te parece una barbaridad?
No pudimos evitar reírnos al oír como se expresaba mi abuela, pero razón tenía.
Mi madre dijo que lo importante es que continuáramos con nuestros estudios y punto.
Mi padre en franca minoría tuvo que rendirse, aunque estuvo varios días hablando solo repitiendo "a dónde iremos a parar".
Recordé lo que mi madre me dijo en su día, que mi padre era ladrador.... pero no mordía.
Lo que nos esperaba era sacar buenas notas en la selectividad para poder entrar en las carreras elegidas. Tocaba estudiar y eso hicimos, acompañados por mi abuela tejiendo y destejiendo como si no hubiera un mañana.
Y justo ahora que había cogido carrerilla con esto de la escritura, me llama Luna para decirme que el artículo para el que estoy escribiendo se tiene que publicar antes de lo previsto por no se qué.
No me quedará otra que resumir como pueda lo que sigue cronológicamente, ya se encargarán en la redacción de cortar lo que sobre. Me temo que mucho, que esto más que mi experiencia como varón en un entorno laboral considerado femenino, se está convirtiendo en mis memorias.
Me tengo que quedar con una copia, que al final me está gustando la experiencia de contar mis cositas, quién sabe, si le dedico más tiempo cuando me cuadre quizás pueda convertirlo en algo leíble.
Lástima que mi abuela haya fallecido y no pueda leerme, pero a mis padres y pareja les puede interesar.
Ya sé que no he tenido una vida de aventuras como para ser relatada, pero el propósito de aportar mi granito de arena sobre la igualdad de oportunidades entre sexos valdrá la pena. Todo suma.
Si se convierte en una especie de librito y teniendo en cuenta que ya he plantado un árbol, sólo me quedaría tener un hijo para sentirme realizado. Seguramente eso que dicen será una tontería, pero tiene su gracia.
No sé si la cercana maternidad de Luna me ha influido, pero tengo muchas ganas de ser padre.
Mi pareja Cristina y yo hace meses que estamos buscando el embarazo, supongo que no tardará en enseñarme un test positivo, más teniendo en cuenta que lleva un par de noches levantándose a comer mandarinas, sospechoso.
Si así fuera el niño de Luna que está a punto de nacer y mi futur@ hij@ se llevarían menos de 9 meses, y dada la relación que mantenemos las dos parejas, las criaturas desde bebés tendrían una estrecha relación. Ojalá tengan el mismo vínculo que nos acompaña a Luna y a mí desde que nos conocimos.
Continuará.
Que historia tan bonita de amor y amistad dos cosas fundamentales en la vida. Deseando leer el último capítulo 😘😘😘😘
ResponderEliminarSí, es lo que quería poner en valor, además de aportar mi granito de arena sobre el tema de la igualdad de oportunidades. Todo suma.
ResponderEliminarAbrazos Astrid.