jueves, 25 de enero de 2024

La señora de la limpieza. Capítulo VIII.

 Asombrada escuché la historia del nacimiento de Eva.
-Janaina, yo siempre quise ser madre. Pero no llegaba el embarazo y las pruebas médicas indicaron que mis ovarios poliquísticos eran el motivo. Existía un 25% de posibilidad de que lo lograra y comencé el tratamiento que me indicaron. Pero pasaron 5 largos años y nada. 
Ya te habrás dado cuenta de como me quiere Ernesto, no termino de entender esa devoción hacia mi persona, pero en fin, que así es. El lo pasaba mal viéndome sufrir mes tras mes cuando me venía la menstruación y me dijo que existían otras alternativas. Que podíamos plantearnos la adopción. Yo ya lo había pensado, pero suponiendo que Ernesto sería más feliz con un hijo o hija con sus genes, no se lo había propuesto. Pero al verlo abierto a esa posibilidad me ilusioné. El problema es que conozco a gente que ha adoptado y el proceso dura demasiado tiempo, años. Y luego está la parte que, por decirlo de alguna manera, te toca el/la niñ@ que te toca, habitualmente con años de vida y a menudo con problemas de salud o psicológicos. 
Eso me preocupaba, ya no éramos tan jóvenes; no me veía con cuarenta largos iniciando mi maternidad con un niño o niña de 5 años o más y así se lo dije a Ernesto. 
Y te juro Janaina, que aparte de nuestro deseo de ser padres, sinceramente pensábamos que le daríamos una oportunidad de vida al niñ@ que adoptáramos si finalmente lo conseguíamos.
Ernesto contactó con orfanatos de varios países con el mismo resultado, el tiempo medio de la adopción pasaba por esperar 9 o más años. Eso nos desanimó, pero por privado un mediador de un orfanato chino contactó con Ernesto. Le dijo que en algunos casos conseguían dar en adopción a un recién nacido y que solo tendríamos que esperar poco más de un año.
Supongo que el hecho de que Ernesto sea ministro influyó, esa gente se informa muy bien de las personas que acuden a ellos. Cuando mi marido me lo comentó, me pareció raro, pensé que quizás escondieran algo y no estábamos dispuestos a hacer algo ilegal. Así se lo comunicó al mediador y este le respondió que no nos preocupáramos, que el niño o niña saldría de un orfanato que él controlaba directamente y velaría porque todo fuera como estipulaba la ley. Que a veces había mujeres embarazadas que tutelaban, conscientes de que darían a sus hij@s en adopción en cuanto nacieran. Que en esos casos esas mujeres antes de dar a luz pasaban unos meses bajo su supervisión para que tuvieran al menos una alimentación adecuada y atención médica. Pero que había tantas personas queriendo adoptar, que lo llevaban con absoluta  discreción. Que en nuestro caso, siendo mi marido ministro, les venía bien tenerlo a favor por si en algún momento lo necesitaban para aligerar algún trámite burocrático o lo que surgiera con su país, volviendo a insistir en que todo dentro de la legalidad. Si estábamos de acuerdo deberíamos sufragar los gastos de la mujer que nos cedería su hij@ mientras estuviera embarazada. 
Ernesto y yo le dimos muchas vueltas antes de decidirnos, que nos pidieran ese dinero extra nos escamó, pero me hizo ver la cruda realidad. En el fondo para adoptar se necesita mucho dinero, los gobiernos han legislado para evitar cualquier tropelía, pero sigue siendo un intercambio económico, si no pagas no tienes al niñ@.
 Y en cuanto a lo de no tener que esperar tantos años, nos dijimos que todo el mundo lo haría si tuviera la oportunidad, para que vamos a engañarnos. Si sufrimos un dolor de muelas y tenemos un amigo dentista, lo llamamos para que nos atienda ese mismo día, sin pararnos a pensar si eso lo obliga a dejar atrás a otro paciente. En cuanto a los futuros favores que le pudieran pedir a Ernesto, estaba dispuesto a hacer lo que estuviera en su mano siempre que no tuviera que incurrir en ilegalidades. Se lo repitió al mediador hasta la saciedad.

En aquel punto del relato de Mercedes, intuí que no me iba a gustar escuchar la parte que faltaba de aquella historia. No quería conocer los detalles de lo que parecía un asunto turbio, además a mi jefa ya se le trababa la lengua.
-Mercedes, no tienes porqué contarme nada más, el vino te está afectando y no me gustaría que mañana te arrepintieras.
-Janaina, necesito seguir desahogándome o exploto.

Y siguió bebiendo y hablando.

Continuará.

3 comentarios:

  1. Chacha tú quieres que a mí me de algo??? Tengo alguna idea que vuela por mi mente, ....pero pienso que no puede ser, .. a esperar haya 3l siguiente capítulo. Besos amiga

    ResponderEliminar
  2. Bueno, parece que ya se va intuyendo por donde va a ir el asunto.
    Como tú dices, hasta el siguiente.
    Me encanta dejarte con la incertidumbre, jajaja.
    Un abrazo amiga.

    ResponderEliminar