jueves, 22 de febrero de 2024

La señora de la limpieza. Capítulo XII.

 No había tiempo para analizar la nula reacción de Mercedes que seguía impávida. Me lancé de cabeza a la piscina para sacar a Eva. La niña estaba azul y la coloqué en el borde de la piscina para intentar reanimarla mientras le grité a Mercedes que llamara a emergencias. 
Pero Mercedes siguió tal cual, con la mirada fija en la situación sin mostrar ningún signo de alarma.
El teléfono de mi jefa estaba a mano y yo misma llamé a emergencias. Por suerte cuando llegaron la niña había vomitado agua y empezaba a recuperar la respiración. Me dijeron que había tenido mucha suerte, que le había salvado la vida. En una ambulancia la llevaron al hospital donde estuvo horas hasta que las pruebas pertinentes indicaron que estaba bien. 
Mercedes se había quedado en la casa, yo me había ocupado de todo y cuando regresamos me preguntó por el protector solar, que se había quemando los hombros. Fue lo único que dijo.
Me dieron ganas de zarandearla, de gritarle que su hija casi había muerto por su culpa,  pero ante su mirada de loca la dejé sola concentrándome en consolar a Eva que seguía muy asustada.
Definitivamente aquella mujer había perdido por completo el juicio, y lo que era peor, Eva no estaba segura.
Trasladé la camita de Eva a mi habitación, no me fiaba de Mercedes, que continuó ese día como si nada hubiera pasado. Ernesto no regresaba hasta el día siguiente y me pasé toda la noche rumiando lo que le iba a decir. Estaba claro que me tocaba hacer algo para que la niña estuviera a salvo.
Cuando por fin llegó Ernesto y le pude contar lo sucedido, me miró como si yo me lo estuviera inventando.
-Eso no es posible, Mercedes me hubiera llamado si le hubiera pasado algo a la niña.
Tuve que enseñarle el informe médico, y añadí que en la cámara de seguridad del jardín encontraría las imágenes que demostraban que Mercedes no estaba en sus cabales.
Me pidió tiempo, estaba en shock y lo comprendí, pero lo apremié a que viera la grabación que le había mencionado. Había que hacer algo y ya por la seguridad de Eva.
Pasaron dos días y Ernesto me evitaba, me vi obligada a sacar la artillería pesada. 
-Mira Ernesto, que ignores el problema de Mercedes no va a hacer que desaparezca. Yo temo por la niña, y aunque estoy pendiente de ella todo lo que puedo, en el momento menos pensando podría pasar una desgracia.
No actuaría así si no me importara la seguridad de Eva, créeme que me fastidia y mucho lo que te voy a decir, pero sé las circunstancias de la adopción de tu hija, la misma Mercedes me lo contó.
Imagínate que voy a los medios de comunicación y suelto que el ministro de exteriores de alguna forma estuvo implicado en la muerte de la madre biológica de la niña, que además pagaste lo que esos canallas te pedían cada dos por tres.
Acabaría con tu carrera política y la reputación de Mercedes quedaría por los suelos. Lo perderían todo, el trabajo, el estatus al que Mercedes está acostumbrada desde su nacimiento... Por mucho dinero que haya heredado tu mujer, estaría muerta socialmente y no lo soportaría.
-Janaina, te tenía por una persona honesta, al final no eres más que una oportunista que pretende hacerme chantaje. Al final tú también tienes un precio.
-Te equivocas, yo no quiero dinero, quiero a Eva.

Continuará.



2 comentarios:

  1. Vaya situación compleja la verdad y la pobre Janaina en situación comprometida vamos a ver qué ocurre. Un abrazo fuerte amiga

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  2. Ya sabes, no te puedes perder el último capítulo, a ver que pasa.
    Y ya deseando empezar con una nueva historia.
    Besos Astrid.

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