jueves, 16 de mayo de 2024

Sensibilidades. Capítulo I.

 Tita. 
Siento un enorme alivio después de visitar a la psicóloga. Tras varias sesiones le ha puesto nombre a lo que me quitaba el sueño. Y no, no estoy enferma, sencillamente soy lo que se denomina una persona con alta sensibilidad y sinestesia, al parecer ambas suelen ir asociadas.  Me quedé a cuadros cuando Carmen, la psicóloga, me explicó de qué se trataba. Para que yo lo comprendiera me dijo que literalmente es lo contrario a anestesia y que algunas personas asociamos sentidos con sensaciones. Me puso como ejemplo que hay quien ve colores al escuchar una canción. Raro es, pero sucede.
En mi caso y a través del gusto, detecto emociones asociadas a la persona que ha cocinado lo que sea.
Cuando era niña me parecía que era lo normal, que a todo el mundo le pasaba y cuando comía lo que mi madre cocinaba, sabía si ese día estaba contenta o triste.
Mi madre decía que era casualidad que yo adivinara su estado de ánimo al comer sus platos, aunque me miraba de forma extraña cuando yo acertaba con mis vaticinios. Supongo que le daba repelús aquella habilidad mía y al no comprenderla deseaba que aquello no me convirtiera en un bicho raro. 
Por no parecer rarita aprendí a callarme, a no expresar las sensaciones e información que recibía a través de la comida, bueno, con la excepción de mis amigas Fátima y Belén que desde la infancia han conocido mi secreto.
Mis amigas y yo hemos estado juntas desde pequeñas y sabedoras de mi "rareza" me ponían trampas, así una me invitaba a algo diciendo que se había hecho en su casa y viceversa. Pero yo siempre detectaba la mano cocinera. Al principio se preguntaban como lo podía saber y yo sencillamente les contestaba la verdad, que el bocadillo que me había ofrecido Belén sabía a música y era la madre de Fátima la que cantaba cuando andaba entre pucheros.
Terminaron por tomarlo como algo normal en mi persona y a otra cosa mariposa, que para eso está la niñez.
Crecimos juntas jurándonos que siempre seríamos amigas y que las tres nos haríamos maestras.
Por suerte seguimos juntas y de alguna manera cumplimos el juramento, Fátima es profesora de primaria, Belén de secundaria y yo después de los estudios correspondientes obtuve mi flamante título de maestra repostera. 
Sin saber explicar el porqué, yo intuía que cuando cocinamos alguna energía invisible deja su impronta en lo elaborado.
Siempre me gustó amasar, dar forma, hornear. La repostería me gustaba tanto que decidí dedicarme a ello y mi sueño era tener mi propio negocio donde pudiera elaborar mis propios postres, venderlos para llevar, pero también tener un local coqueto donde se pudiera pasar un rato agradable degustando mis creaciones. 
Para lograr un resultado exquisito no basta con seguir una receta juntando ingredientes. Si queremos  que se produzca la alquimia hay que tener mano y yo la tenía -la tengo-. Sumando que yo contaba con el "don" de saborear sensaciones, me propuse dejar aflorar mis mejores emociones mientras cocinaba, regalar buenas sensaciones más allá de las papilas gustativas. 
Tenía un sueño al que  me aferraba y a pesar de no contar con los suficientes recursos económicos para hacerlo realidad, sabía que lo lograría. Mi propio negocio.
A mis amigas y a mí nos gustaba mucho la lectura e intercambiábamos los libros que nos regalaban o comprábamos. Un día en plena adolescencia, Fátima me pasó un libro.
-Tienes que leerlo, es "Como agua para chocolate". A mí me encantó, pero seguro que tú alucinas.
No se equivocó mi amiga, aquel libro de ficción me hizo ver que aunque fuera en la imaginación de la autora, los sentimientos de quien cocina pueden impregnar sus guisos produciendo en  l@s comensales alegrías o tristezas. Yo ofrecería lo primero.
 Me entusiasmé tanto con aquella lectura, que Belén terminó por leerlo también. Mis dos amigas estuvieron de acuerdo en que yo era como Tita, la protagonista de aquella bella y triste historia.
Comenzaron a llamarme así, en mi casa pensaron que se debía al diminutivo de mi nombre, Marta, y en mi círculo íntimo, Tita me quedé. 

Continuará.


3 comentarios:

  1. Me encanta amiga y además pq esa película para me encantó y tiene para mí un significado muy especial también...un fuerte abrazo 😘😘

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  2. Si puedes lee el libro, es precioso.
    Espero que disfrutes del relato según se vaya desarrollando.
    Besos amiga.

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  3. Síii lo leí y me encantó 😘😘

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