jueves, 28 de noviembre de 2024

Detalles. Primera parte. Capítulo V.

 Poco a poco fui conociendo las rutinas de Ruth espiándola siempre que podía. Pronto se instaló en la rutina que la ayudaba a centrarse en aquellas oposiciones. 
Fui conociendo su día a día: levantarse temprano, hacer algo en la casa y básicamente pasar horas y horas estudiando. Sobre las 8 de la tarde salía a correr y no estaba más de una hora fuera. Al regresar se duchaba, estudiaba un par de horas más y antes de irse a la cama hablaba por teléfono con sus padres y bicheaba un rato en redes sociales. 
Cuando me la tropezaba me saludaba correctamente, pero siempre desde la distancia, como si yo no fuera digno de rozar su existencia.
Los sábados era el único día que se relajaba con los estudios, al menos por las noches. Solía visitarla su amiga Laura y a veces se quedaba a dormir. Por supuesto tenía controlados aquellos encuentros, hablaban, pedían alguna pizza y poco más. En una de estas visitas, seguí la conversación de las amigas. Laura le preguntó quién era yo, me había visto más de una vez y debió sentir curiosidad. Cuando Ruth le dijo que yo era el de mantenimiento del edificio Laura pareció sorprendida.
-Qué joven para dedicarse a eso, ¿no? Pero está buenorro, le daría un buen repaso, por lo menos te alegrará la vista.
-Qué va, me da un mal rollo..., no sé, no me gusta como me mira, solo de pensar en algo con él me da grima. 
Esa conversación ahondó más el sentimiento de amor-odio que Ruth me inspiraba, y precipitó lo que hacía tiempo pensaba hacer, hacerle. 
No me quise precipitar, tenía que ser el plan perfecto y me puse manos a la obra. 
Siempre tenía en cuenta los detalles, así que aproveché que salió a correr para darle utilidad a la copia de la llave de su casa que tenía a buen resguardo. En su baño fotografié todos los productos de higiene que utilizaba para replicarlos.
Compré su mismo gel, su champú, el desodorante... Me rasuré todo el cuerpo, no iba a cagarla dejando un pelo delator. Con un gorro de ducha escondería mi cabello. Yo sabía moverme por la dark web, lo que viene siendo el lado oscuro de internet y  había comprado un producto que inducía a la sumisión química. También compré las mismas botellitas de agua que tenía siempre en su mesa de noche, sabía que una vez metida en la cama tomaba un comprimido de valeriana que tragaba ayudada por un trago de esas botellas.
Fue fácil entrar en su casa cuando salió a correr y cambiar la botella por otra aparentemente igual con la droga incolora e inodora que la volvería totalmente sumisa, al día siguiente no recordaría absolutamente nada. 
Elegí el día y perfectamente rasurado me duché con los mismos productos que ella usaba, así descartaba que  cualquier olor que no fuera suyo me delatara. No se me iba a escapar ningún detalle.
Como cada noche la vi regresar sobre las nueve y seguir con su rutina. 
Cuando tomó su comprimido con la botella de agua que yo había puesto, apenas tuve que esperar, el efecto se haría notar a los pocos minutos y tenía dos o tres horas para aprovecharme de su estado.
Pero con una hora tenía tiempo más que suficiente, no iba a tentar a la suerte. 
Metido en su cama le hice todo lo que me dio la gana. 

Continuará. 

                              

2 comentarios:

  1. Uff que mal rollo!! No me gusta nada este tío psicópata, pero me muero por saber qué pasará. Desde Bruselas te mando mil besos amiga😘😘😘

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  2. Justo voy a subir un nuevo capítulo. A ver que va pasando.
    Disfruta del viaje y de la compañía.
    Abrazos amiga.

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