jueves, 17 de diciembre de 2020

¿Quién será? Capítulo V.

 Cuando retiré el tercer anónimo del limpiaparabrisas de mi coche me sentí indefensa. La persona que me estaba enviando esos avisos me vigilaba,  hasta mi coche conocía. No pude evitar mirar alrededor con miedo. ¿Me estaría observando en ese momento?
 Yo me dirigía al trabajo y  no me dio la gana  leer el contenido de otro dardo envenenado que me amargaría la jornada. Podía esperar, me dije con rabia.
Intenté engañarme durante toda la mañana diciéndome que sería una tontería lo que decía y que no valía la pena que lo pasara mal pensando en su contenido, pero hasta mis alumnos se percataron de que estaba descentrada. Aun así me negué a abrir el sobre de marras, ahora comprendo que lo hice no por mi firme determinación de ignorarlo algunas horas, sino por miedo a la información que me esperaba.
Ya en casa rasgué con rabia el sobre y mis ojos se enfrentaron  a las siguientes palabras:
"Cuando estuviste separada de tu marido unos meses, te fue infiel. Dejó embarazada a tu hermana. 
Susana lo sabe porque los espiaba".
Por suerte me encontraba sola en casa y nadie pudo ser testigo del ataque de nervios que sufrí.
Aquellas eran palabras mayores, se me estaba desvelando -de ser cierto- no solo la infidelidad de Jose, sino con la persona que había estado. Mi propia hermana y su por aquel entonces, enigmático embarazo. 
Y se me vino el mundo encima.
Pero para que esto tenga algo de coherencia debo volver a la época en la que Jose y yo estuvimos temporalmente separados.
Como ya había dicho, nos veíamos prácticamente a diario por los niños. Celebrábamos el primer cumpleaños de Lucía en casa y por supuesto su padre no podía faltar. Cuando al final de la tarde Jose se disponía a salir, Lucía le tomó de la mano y con sus irregulares pasos lo llevó a nuestra habitación y con gestos, lo hizo acostar en la que había sido nuestra cama de matrimonio.
No sabíamos que decir, aquella renacuaja nos hizo ver cual era su sitio. Y como si no hubiéramos pasado aquellos meses separados todo volvió a la normalidad.
Por supuesto tuvimos una larga conversación al día siguiente. Nos queríamos y tirar la toalla hubiera sido de cobardes, así que reconocimos que los acontecimientos nos habían superado y alejado, pero estábamos a tiempo.
Jose me dijo que no quería empezar de nuevo con secretos que nos pudieran perjudicar en el futuro, quería ser sincero. Así fue como se atrevió a reconocerme que mientras no estuvimos juntos estuvo con otra mujer.
Recordé las palabras de Susana de que un hombre no aguanta mucho tiempo solo y busca cobijo bajo otras sábanas, ahí tenía que darle la razón.
Con temor le pregunté si se había enamorado de la otra persona y por supuesto quise saber quien había sido, pero Jose se mantuvo en que saberlo no iba a cambiar nada y que solo había sido sexo.
Me sentí mal, para que lo voy a negar, pero también aliviada de que me lo hubiese contado.
Hicimos borrón y cuenta nueva, tiramos hacia adelante sin mirar atrás y nos fue bien, la verdad.
A los meses, mi hermana Carmen me dijo que estaba embarazada. Ni por asomo se me ocurrió atar los cabos que ahora me aprietan las entrañas.
Carmen era, es, mi hermana menor. Siempre ha sido muy suya, de guardarse sus cosas y ponerse el mundo por montera sin importarle las consecuencias que puedan tener para los demás.
Cuando anunció su embarazo no tenía pareja, así que la curiosidad me llevó a preguntarle por el padre del futuro bebé. Terca como siempre me respondió que alguien que no tenía la más mínima importancia y que no necesitaba en su vida.
Bueno, estaba contenta con su embarazo, así que la felicité.
El tiempo pasó y Carmen parió a su precioso Nicolás. 
El niño se parecía mucho a mi propio hijo, pero me pareció normal, eran primos, pensé inocentemente.
Jamás vi nada raro entre mi marido y mi hermana, nunca observé que Jose tratara a su "sobrino" de forma extraña...
¿Cómo pude estar tan ciega?
La cólera me estaba ahogando, la sentía subir por mi garganta con el sabor de la bilis.
Intenté racionalizar, diciéndome que estaba dando por cierto un anónimo pendenciero, pero fuera quién fuera el cabrón o cabrona que me estaba arruinando la vida con aquellos malditos papeles,  me estaba diciendo la verdad.
No sé que puñalada fue más profunda, si pensar que Jose me había sido infiel con Carmen, o que mi hermana se dejara preñar por mi marido.
¿Y qué papel pintaba Susana? El anónimo decía que vigiló a los amantes y conocía la misteriosa paternidad de mi sobrino.
¿Porqué los siguió y guardó silencio? ¿No era mi amiga? 
¿Porqué no me lo dijo? Me sentí nuevamente traicionada.
Nada tenía sentido en mi cabeza.  Las lágrimas de rabia y decepción  bajaban por mi cara como si fueran ácido, haciéndome envejecer años en minutos.
Mi mente, cual cubo de Rubik desordenado, empezó a colocar las piezas en su sitio y lo único que podía asegurar a ciencia cierta es que todos me habían traicionado. 
Vale que Jose me había confesado que había estado con otra mujer, pero por favor, ¿no hay suficientes mujeres en el mundo para echarse un polvo? ¿Tuvo qué ser con mi propia hermana y encima dejarla embarazada? Y qué decir de mi hermana.  Estoy segura de que utilizó a mi marido como a un banco de semen, ¿Fue con mi marido para reírse de mí? Y por supuesto Susana, no le veía sentido a que los espiara si no fuera para ponerme sobre aviso. 
Todos me debían una explicación y vaya si iba a reclamarla.
Iba a salir dispuesta a aporrear la puerta de Susana cuando oí las llaves, había perdido la noción del tiempo y agradecí que ese día mis hijos estuvieran en actividades extraescolares, todavía faltaban unas horas para  que volvieran.
Jose entró ajeno a lo que le venía encima cuando le puse el último anónimo delante de las narices y pude ver como su cara cambiaba de color.
No hicieron falta palabras para confirmar que aquella información era cierta.


Continuará.





3 comentarios:

  1. Magnifico Pepa y no tengo ni la más remota idea de quién envía los anónimos. En vilo esperando el siguiente capítulo

    ResponderEliminar
  2. Gracias Astrid por tu fiel lectura.
    Ya falta poquito para saber quién está detrás de los anónimos.
    ¡Sorpresaaaaaa!

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar