El día pasó rápido gracias a las visitas. Mi madre, Carmensa, Domingo y las chicas se iban turnando para que en ningún momento me quedara solo.
Yo creo que como conocedores de mi depresión temían que en la soledad del hospital me viniera abajo; lo agradecí de corazón, pero estaba deseando que llegara la noche para digerir lo que me había contado Lola.
Mi madre siguió empeñada en quedarse por la noche y a mi me sabía mal verla sentada en aquel incómodo sillón, pero Carmensa, que conocía gente hasta en el infierno, resultó ser amiga de la supervisora de planta y le dio permiso para que mi madre se acostara en la otra cama mientras no llegara otro ingreso.
Yo, pesimista como siempre, le dije que bastaba con que se quedara dormida para que llegara alguien, pero no, afortunadamente me tuve que comer mis lúgubres palabras.
Antes de acostarse mi madre sacó los utensilios para tejer por duplicado, o sea, que los dos nos pusimos al asunto y antes de dormirnos estuvimos un buen rato dándole a la aguja, bueno, mi madre a la aguja y a la lengua, que para eso las mujeres pueden hacer dos cosas a la vez. Mi madre tres y hasta más si se tercia.
Por fin acostados pude rebobinar la confesión de Lola y pude entender que su modo de actuar era por la "terapia", no porque se quisiera reír de mí. Así que imaginé que el resto de las chicas me irían contando sus historias.
Al día siguiente llegó Esther y se volvió a repetir lo del día anterior, es decir, que mi madre se fue a casa por unas horas.
Esther me parecía una mujer segura, me preguntaba cual sería su secreto, pero no tuve que esperar mucho, ella misma se encargó de desvelarlo en cuanto nos quedamos solos.
-Sergio, ya te habrá contado Lola que ninguna de nosotras pretendía reírse de ti.
-Si, si, tranquila. Si no me quieres contar tu historia igualmente lo voy a entender, que cada uno sabe lo suyo.
-No, si contártelo me hará bien, pero no me quiero enrollar, que yo hablo mucho.
-Venga va, dispara.
-Jajaja, ¿quieres más disparos?
-Mujer, es una forma de hablar....
-Ya, era por hacer una broma, pero empiezo que como te dije tiendo a enrollarme....
Yo siempre he sido delgada, demasiado según algunos, pero no he tenido complejo de flaca, al contrario, sé que tengo dentro una gorda y me da miedo que salga.
-¿Perdón? No entiendo.
-Espera, te lo voy contando. Viendo las fotos de las mujeres de mi familia, mi abuela, mi madre, mis tías, resulta que de jóvenes eran tan delgadas como yo, pero fue quedarse embarazadas, parir y transformarse en otras mujeres con 40 kilos más.
Y siempre les he oí decir que a mí me pasaría lo mismo. Aparentemente no me afectaba, pero tras unos cuantos desengaños amorosos conocí a Juan Francisco. El hombre que realmente me hace feliz; estuvimos conviviendo 3 años y llegó el momento que yo temía, su deseo de ser padre.
La gorda que llevo dentro me engulló, ni siquiera me planteé si yo quería ser madre o no, solo me preocupaba terminar con 40 kilos de más. No quise contarle mi miedo por vergüenza.
Le hice ver que había dejado las pastillas anticonceptivas, pero a escondidas las seguía tomando.
Pasaron unos meses y nada, evidentemente no me quedaba embarazada, Juan Francisco no me apuraba en ese aspecto, pero yo sabía que se moría por tener un hijo.
Era consciente de que no podría seguir con el engaño por mucho tiempo y acudí a un médico para explicarle mi miedo a engordar exageradamente.
El médico me hizo algunas analíticas, todo estaba bien y me explicó que igual las mujeres de mi familia no habían cuidado su alimentación durante y después del embarazo, pero que con ayuda especializada podía tener un embarazo sin las consecuencias que me quitaban el sueño.
¿Hasta aquí me sigues Sergio?
-Si, tranquila, sigue si quieres...
-Pues eso, que ni con lo que me dijo el médico me quedé tranquila y seguí tomando anticonceptivos a escondidas, pero un día Juan Francisco no encontraba su cargador y buscó el mío en mi bolso. Allí escondía las pastillas de marras.
Juan Francisco es una persona tranquila, paciente, pero ver que le había estado mintiendo lo destrozó y llorando me pidió explicaciones. No me quedó otro remedio que contarle mis motivos, pero no sirvió de nada.
El estaba ofendido, el que yo no le hubiera hecho partícipe de mis temores le pareció una falta de confianza hacia él, además del hecho de mentirle.
Hizo su maleta y se fue.
Me di cuenta de lo estúpida que había sido, ¿iba a perder al hombre de mi vida sin hacer nada? No, lo tenía claro, lo malo es que no sabía como actuar.
Me dije que tendría que fiarme de los consejos que me dio el médico, porque el deseo dormido que tenía de ser madre con Juan Francisco despertó. Bueno, que no lo reprimí más, aunque no pueda decir que se fueron mis temores con el peso, pero algo tenía que hacer.
Una tarde entré en una mercería, tejer me relajaba y andaba escasa de lana. Entró una mujer que llevaba prendas tejidas para bebés, las dejaba en la tienda para ser vendidas.
-¿A qué esa mujer era Carmensa?
-Pues si chico, la misma.
Las prendas me parecieron muy bonitas y las cogí. No sé qué cara puse, pero algo tuvo que intuir. Con disimulo me pasó una tarjeta de su taller de ganchillo.
Esa mujer tiene algo...., bueno, el caso es que fui y me encontré con otras chicas, cada una con su problema.
Yo viendo que aquello de hacer crochet era una excusa para la terapia de Carmensa, me oí contando mis penas a aquellas desconocidas. Oye, como si fuera alcohólicos anónimos. Imagínate: "Hola, me llamo Esther y llevo una gorda dentro que me ha hecho perder al hombre de mi vida".
Como tú no has ido sino dos veces, no sabes que nosotras hacemos una especie de asamblea con los problemas de cada una y se aportan ideas. Cada una es libre de elegir si quiere seguir las pautas que se sugieren . Y bueno, también tejemos, que no deja de ser parte de la terapia.
En mi caso las conclusiones que sacamos fueron las siguientes: primero, pensar si realmente quería ser madre, luego intentar arreglar las cosas con Juan Francisco y por último vencer mi miedo a coger kilos.
-Pues me parece muy razonable todo...
-Si, de momento tengo claro que me quiero quedar embarazada, estoy haciendo unos patucos más bonitos.....
-¿Y el chico, quiere seguir la relación?
-Si, si es más bueno mi Juan Francisco...., nos hemos dado otra oportunidad. Y lo de verme "embarazada de mentira" tiene su explicación.
Carmensa me puso un cojín enorme para simular un embarazo, yo al principio no me quería ni mirar en el espejo, pero oye, le estoy cogiendo el gusto, ya me atrevo a mirarme y me empiezo a gustar.
Pero poco a poco, ya tengo cita con una médica dietista para que me asesore cuando me quede preñadita. La verdad es que el miedo sigue, pero cada vez habla más bajito y bueno, me estoy empezando a ilusionar con la idea del embarazo.
Por cierto, tienes que aprender a hacer más puntos, que entre todas estamos tejiendo una mantita infantil y me gustaría que colaboraras.
-¡Ah! ustedes no se dan por vencidas, ya les dije que no iba a volver.
-¿A qué vuelves? Carmensa lo da por hecho y la jodía nunca se equivoca.
-Entre todas van a terminar conmigo. Ya veremos, ya veremos.
Anda, no me líes más y vamos a hacer punto un rato, antes de que empiecen a llegar los demás y esto parezca el camarote de los hermanos Marx.
Continuará.
Esta entrada se la quiero dedicar a Juanfra, por su próximo cumpleaños.
Muchas felicidades hermano!!!!!!!!
Muchísimas gracias querida hermana.
ResponderEliminarRecibe un fuerte abrazo y muchísimos besos.
Cuídate mucho.
Feliz cumpleaños adelantado!!!
ResponderEliminarBesos de los gordos, a ver si nos podemos ver pronto.
A ver si es verdad y podemos vernos pronto.
ResponderEliminarUn abrazote y muchisimos besotes hermanita