Por fin llegó el día.
Lucas me informó del aula a la que me debería dirigir terminada la jornada, para ponernos al día con el trabajo que estábamos desarrollando.
Una vez allí, lo primero que hizo fue preguntar por mi abuela y por mi coche, en ese orden. Le dije que mi abuela estaba sedada en cuidados paliativos, pero que no me quería perder su compañía aunque no estuviera consciente, en lo que seguramente serían sus últimos días. Del coche me inventé una avería que se pudo solucionar temporalmente.
Me gustaba el olor de Lucas, me atraía sexualmente, aunque tenía claro mis prioridades, ponerlo bajo mi control y hacer con él lo que me viniera en gana. Por supuesto, me aprovecharía de esa atracción cuando llegaran los encuentros sexuales. Estaba segura de que se darían.
En esa primera reunión las cosas fueron como había previsto, solo trabajo. Mientras, disimuladamente yo analizaba cada gesto suyo, cada reacción. Todo me servía para conocerlo y poder dominarlo más pronto que tarde.
Realmente no sabía qué quería hacer con él, pero tenía claro que caería ante mis encantos y me pensaba dejar llevar, ya iría viendo el destino que le regalaría a aquel desdichado.
El trabajo que estábamos haciendo era bastante complejo y los dos queríamos entregarlo perfecto, me ayudaría bastante en mi curriculum, pero necesitaríamos más tiempo, tiempo que yo ponía como excusa para no quedar cada día para realizarlo. La excusa de la abuela enferma era perfecta. Yo marcaba los ritmos.
Y así fue durante 2 semanas en las que Lucas se tuvo que amoldar a mis horarios. Gradualmente yo fingí bajar la guardia con mi timidez, me mostraba más confiada, aunque nuestros encuentros eran puramente académicos, podía intuir que él me miraba de otra forma, aunque nunca hizo nada inapropiado.
Llegó el momento de "matar" a mi abuela, así que cuando me pareció oportuno me presenté llorosa y desatinada ; él se percató y muy prudente me dijo que si no tenía un buen día lo podíamos dejar. Llorando le dije que mi abuela había fallecido y que necesitaba tener la mente ocupada, pero que si no le parecía oportuno mi estado de ánimo me iría.
Y pasó, él me abrazó.
Sé que no había doble intención, pero ya lo tenía donde quería, lo demás sería coser y cantar.
Por supuesto no me equivoqué, en los siguientes encuentros fue desgranando confesiones personales, que estaba atravesando un mal momento con su pareja, pero que no se atrevía a dar ningún paso por miedo a perderse el día a día de su hijo... bla, bla, bla.
Yo me inventé una niñez precaria emocionalmente que no me permitía tener una vida afectiva normal, que tenía mil complejos que me apartaban de la gente.... bla, bla, bla.
Cuando le dije que me sentía poca cosa, Lucas me dijo que estaba equivocada, que era una persona muy inteligente y trabajadora y que estaba seguro de que si abandonaba mi forma tan holgada de vestir, seguramente los hombres se darían la vuelta para mirarme.
Se me acercó y me quitó la coleta, las gafas. Como era de esperar vino el primer beso.
Me dejé llevar solo unos instantes, le dije que no podíamos hacer aquello allí, que si alguien por casualidad nos veía le costaría su carrera.
Lucas me pidió perdón, dijo que tenía razón pero que había olvidado que también sería negativo para mí y que ya era hora de que pensara en mí misma sin miedos ni complejos.
Discretos ambos, empezamos a vernos fuera de la universidad. No tardamos en terminar en un hotel. En los primeros encuentros yo simulaba ser inexperta en temas sexuales y él con su ego masculino me prometió que me enseñaría, que me dejara llevar. Como si yo lo necesitara.
Estaban saliendo las cosas bien, tal y como las imaginaba. Sabía que él nunca había tenido nada con ninguna alumna, también supe la tercera vez que lo tuve entre mis piernas que estaba enamorado.
Yo grababa con mi móvil todos los encuentros, el muy iluso nunca sospechó nada.
A veces yo fingía episodios de ansiedad, le decía que me martirizaba la idea de que nos descubrieran y le afectara negativamente, tanto con su pareja como por su trabajo.
Lucas me dijo que ya no no sentía lo mismo por su mujer y si era necesario pedir traslado de la Facultad lo haría, que estaba cansado de esconderse, de mentir a su pareja y sobre todo ver lo mal que yo lo pasaba obligada a una relación clandestina.
Yo seguía moviendo ficha sin que él se percatara, por ejemplo, cuando teníamos nuestros encuentros en hoteles, aprovechaba cuando él se duchaba para rociar con unas gotas de mi perfume su ropa, o para dejar alguna mancha con mi pintalabios en alguna prenda suya. Los detalles son importantes, sabía que su mujer los descubriría.
Así fue, tras muchas discusiones con su mujer terminó por admitir que se había enamorado de otra persona, que lo sentía, pero que ella debía reconocer que las cosas entre ellos hacía tiempo que no funcionaban. A mí esos típicos tópicos me divertían y quería ver hasta donde estaba dispuesto a llegar Lucas, que de momento se mudó a un piso de alquiler.
Por el bien del hijo en común quedaron en tener una separación amistosa, además parecía que en fondo se querían aunque fuera de otra manera.
El niño no tenía ni un año y Lucas estaba deseando que yo lo conociera.
A mí los bebés me producían urticaria, pero todo tenía solución, así que cuando me tocó compartir a Lucas con su hijo le añadía disimuladamente a su biberón unas gotas que lo hacían dormir profundamente.
Ya tenía nociones de farmacopea por mi carrera y era una alumna aventajada.
Continuará.
Nota: Quiero aprovechar para mandar abrazos a mi sobrina M. Pino y a mi amiga Pino, por esas extrañas coincidencias que se dan a veces, mis "Pinos" se vieron ingresadas por diferentes motivos.
Mis mejores energías van con estas palabras para desearles una pronta recuperación. Seguro que todo sale bien, seguro.
Hola Hermanita! Pués la protagonista es malvada, maquiavélica; hay que ver lo que la mente humana es capaz de idear, jjj, no lo digo por tí, sino por la prota.
ResponderEliminarMis mejores deseos a estas Pinos.
Besotes y abrazotes grandes. Cuídate Hermanita
Por suerte mis "Pinos" están mejorcitas.
ResponderEliminarQuién será la mente perturbada que imagina estas historias, jajaja,
Igualmente par ti hermano, a ver si nos vacunan ya y nos podemos ver pronto, ojalá.
Vaya mujer tan malvada, pobre Lucas no sabe donde se ha metido.
ResponderEliminarBesotes amiga😘😘😘
Si, mejor no cruzarse en su camino.
ResponderEliminarUn abrazo Astrid bonita.