jueves, 19 de agosto de 2021

Buscando el crimen perfecto. Capítulo III de la segunda parte.

Luz cumplió tres años y no me proporcionaba el placer esperado. 
Cuando la llevaba al parque para ver como se relacionaba con niños de su edad me dejaba perpleja. Como psicóloga sabía que a esa edad los niños no saben compartir, es un concepto que van aprendiendo con la práctica, pero ella era todo lo contrario. Si algún niño le pedía sus juguetes ella los entregaba sin miedo a no recuperarlos, cuando lo normal era lo que hacía el resto de los niños, o sea, negar diciendo: "mío". 
Me llamaba la atención como le gustaban los animales, hasta los insectos, cualquier bicho le valía. Se dedicaba a apartar hormigas para evitar que fueran pisadas. 
¿Cómo podía ser así mi hija?
Con la instrucción necesaria esperaba cambiar ese carácter, esas tendencias altruistas que me enervaban.
Aunque lo que de verdad me preocupaba por entonces era el desengaño que me producía Ángel.
Había cambiado, adoraba a aquella mocosa por encima de todo, como si el amor que sentía hacia ella hubiera exorcizado el lado oscuro que me había cautivado.
Terminó su carrera de Psiquiatría y él mismo fue su primer paciente.
Me dijo que entendía el por qué de su proceder anterior. Había sido un niño maltratado, no recibió ningún tipo de afecto y eso lo hizo andar por un camino oscuro que ya no le interesaba. 
Quería otra vida, una "normal", me dijo que solo le quedaba algo por hacer y luego se cortaría la coleta.
Lo que tenía pendiente era terminar con Felipe, el abogado corrupto que lo sacó de la cárcel gracias al precio que con tanto asco pagué. 
Yo había fabulado con el momento de vengarme de Felipe, muchas veces me imaginé arrancándole uña a uña, imaginar su sufrimiento me proporcionaba momentos casi orgiásticos, pero pensé que quizá Ángel recuperara su verdadera esencia al oler de nuevo la sangre, que volvería a ser el hombre que me había enamorado.
Le cedí ese placer esperanzada.
Ángel estuvo unos días fuera, yo cada mañana destripaba la prensa por si aparecía algo relacionado con la muerte o desaparición de Felipe en vano.
En el tiempo que Ángel pasó fuera de  casa, Luz no dejó de preguntar por él; era cansina, agotadora. Tenía una dependencia emocional hacia la figura paterna que tendría que eliminar, no me venía bien. 
Rezaba porque Ángel  volviera siendo el hombre que conocí en la cárcel, no quise adelantar acontecimientos, aunque en lo más profundo de mí misma intuyera que me decepcionaría. 
Así fue. Ángel volvió relajado, feliz; dijo que ya podía poner punto final a su vida anterior, quería centrarse en nosotras y su recién estrenada profesión. Lo demás le sobraba.
Le recordé que teníamos una misión con la niña, que habíamos babeado de placer imaginándonos maleando su mente infantil.
La respuesta que oí hizo que todas mis alarmas interiores se encendieran al mismo tiempo:
"Olvídate, tenemos todo para ser felices y por encima de cualquier cosa antepongo el bienestar de la niña, si sigues pensando igual me obligarás a alejarme de ti para siempre, con mi hija por supuesto".
¿Cómo era posible que aquel hombre hubiera cambiado tanto por una simple niña?
Supe disimular el vacío inmenso que amenazaba con devorarme. 
Por supuesto no iba a dejar que se llevara a Luz, era mía, ni pensaba renunciar a mi propósito inicial cuando supe que la estaba gestando.
Tendría que hacer algo que hiciera desaparecer a aquel padre dispuesto a todo por el amor a su hija.
Le dije que estaba de acuerdo, que al igual que él pasaría página, que llevaríamos una vida normal con nuestra hija.
Y durante un tiempo interpreté el papel que se esperaba de mí, hasta me volví más cariñosa con Luz, mi trabajo me costó, pero supe representar la función perfectamente. Seguía siendo una buena actriz.
Por fin pude leer algo publicado sobre  Felipe en la prensa, se hablaba de la extraña desaparición del famoso abogado. Cuando se lo di a leer a Ángel me dijo que me olvidara, que nosotros no conocíamos a aquel hombre.
Dejé pasar algo de tiempo, no me quería precipitar, mi mente maquinaba instante a instante, no iba a ser fácil quedarme "viuda" de repente, pero confiaba en mí misma, sabía que encontraría la manera aunque tuviera que seguir esperando el momento oportuno.
Seguía apuntando el comportamiento de Luz en los diarios, testigos mudos de mis expectativas manipuladoras, por supuesto a espaldas de Ángel. 
La aparente vida plácida y perfecta que llevábamos me aburría, me consumía, mis neuronas me pedían pasar a la acción. Necesitaba como el aire la adrenalina que me hacía sentir viva cuando me metía de lleno en alguno de mis malévolos planes.
Y de nuevo los astros se alinearon inesperadamente.
Sucedió algo que jugaba a mi favor y sin dudarlo ni un instante me dispuse a sacarle el máximo partido.


Continuará.



2 comentarios:

  1. Mi madre!! que coño pasará por la cabeza de esta mujer, qué nervios, deseando el siguiente capítulo. Abrazotes

    ResponderEliminar
  2. Cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo y Alma está aburrida... Alguna maldad está tramando, ohhhhh.
    Besos querida.

    ResponderEliminar