Toda la familia se admiró ante aquella filigrana y un Manuel orgulloso pasó días confeccionando un marco de madera que le hiciera justicia al regalo de sus bisnietas.
Descubrió que tener las manos ocupadas con limas, tachas y madera lo hacían sentirse bien. Martillo en mano se propuso perfeccionarse en la recién descubierta afición. La resolutiva María viéndolo entretenido, rompió a escondidas alguna silla que Manuel reparaba más pronto que tarde.
La labor que le habían regalado las gemelas se convirtió con su marco en un hermoso cuadro, pasando a ocupar un sitio destacado en la casa familiar.
Diego, el amigo de Manuel que después de tantos años seguía siendo alcalde, se maravilló cuando vio el cuadro de las plataneras, asombrado ante el virtuosismo de las gemelas.
-Manuel, nunca te lo he querido recordar, pero sabes que me debes un favor y ahora te lo reclamo.
-¿Qué quieres Diego? preguntó un sorprendido Manuel.
-Que las gemelas me hagan un cuadro. Pago el material, el trabajo, lo que sea, pero quiero que me hagan esto, -dijo mientras sacaba de su cartera una fotografía de Evarista, su ya fallecida madre.
-Hombre Diego no sé yo si las niñas se atreven con un retrato.....
-Convéncelas, me lo debes.
Y así fue como por primera ver las gemelas bordaron un rostro humano.
Manuel nuevamente quedó sorprendido del resultado y quiso completarlo con un marco que él mismo hizo, satisfecho de poder contribuir a lo que finalmente fue un regalo.
Manuel no pudo esperar, una vez acabado, a que su amigo terminara de trabajar y se lo llevó al Ayuntamiento.
Diego al descubrir la imagen quedó mudo, acariciando sobrecogido la imagen.
Las gemelas supieron dar vida al viejo rostro de la mujer. Cada arruga contaba una historia, transmitía un resumen vital de la esencia de Evarista. Aquello trascendía al realismo de la foto que copiaron puntada a puntada transmitiendo el espíritu de la fallecida.
Seguía ensimismado Diego con el cuadro entre las manos, cuando entró en su despacho Guayarmina, la informática del Ayuntamiento. No pudo evitar ver el cuadro y alucinada pidió permiso para sacar una foto y compartirla en sus redes. Por fin le salieron las palabras a Diego y orgulloso dio su consentimiento.
La imagen de aquel cuadro fue saltando de una pantalla de ordenador a otra con el mismo resultado. Todos se preguntaban qué manos habían sido capaces de lograr aquella artesanía asombrosa.
Guayarmina, la informática del ayuntamiento contactó con las gemelas, diciéndoles que había mucha gente interesada en hacerles encargos.
Hasta aquel momento las gemelas no habían sentido curiosidad por internet, pero descubrieron que a través de él podían recibir pedidos. Pronto sucumbieron ante aquel mundo global que les permitió indagar sobre materiales, conocer hilos de oro, de plata... Ese medio se convirtió en una ventana al mundo al que se asomaron gustosas.
Seguían siendo menores de edad y el bisabuelo Manuel, feliz de sentirse útil, les abrió una cuenta corriente a su nombre, destinado a las ganancias de las gemelas.
Llovían pedidos de todos los continentes.
Las gemelas pusieron sus condiciones, aceptarían tan solo "los retratos" que le transmitieran algo, sus trabajos se entregarían con un marco de madera artesanal y nunca cobrarían menos de lo que consideraran adecuado.
Quisieron que solo trascendiera en internet que eran dos hermanas, siendo conocidas como "las gemelas".
Manuel aceptó lo que le pidieron sus bisnietas encantando de sentirse útil. Se encargaría de realizar los marcos y de tramitar los pedidos que mandaban por Correo.
El hombre pasaba las mañanas en el taller con las chicas, feliz de estar atareado y de contribuir al negocio que crecía día a día.
María lo oía silbar contento y agradecía a la vida el rumbo de los nuevos acontecimientos.
Al final la bruja a la que había acudido no se había equivocado.
Las gemelas estaban recorriendo el mundo sin necesidad de piernas.
Continuará.
Me encanta Pepa!!! Es una penita que sea el penúltimo capítulo 😘😘😘😘
ResponderEliminarTodavía te queda el último capítulo, ojalá lo disfrutes tanto como yo con su escritura.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.