La contadora de historias. Capítulo VI.

 Los pequeños cambios estéticos de Espe le hicieron estrenar una seguridad desconocida. Escuchaba sorprendida que la veían diferente, con una expresión más alegre. Cierto es que nadie se atrevió a emplear la palabra "guapa", pero los pequeños elogios le bastaron para decidirse a ser visible entre gente nueva sin tanto temor a ser rechazada por su físico.

Por aquellas fechas debutó por fin delante de un micrófono.

Lola, como parte de su aprendizaje, le dijo que ya podía empezar las deseadas prácticas.

La primera vez que se puso los cascos y dejó expandir su voz a través de las ondas fluyó sin ningún lastre, plena, feliz.

Fueron pocos minutos, pero le supieron a gloria.

Enseguida la emisora comenzó a recibir llamadas, correos electrónicos.... muchas personas querían saber quién era la joven con aquella voz que los había hipnotizado.

Javier también comenzó con sus prácticas, aunque con diferente resultado.

Le había tocado en un Centro de Discapacitados Profundos y tras su primer día le dijo a Espe que no le había gustado, que no sabía si tendría el valor de volver.

-Espe, a mí me gusta el hospital, el jaleo de la gente, bromear con los pacientes, pero en ese sitio todo es tan deprimente... Primero que entras y te acojonas, los residentes son adultos y los que no están en sillas de ruedas se te acercan intimidándote, como si olieran lo asustado que estás. Luego el shock de ver en las sillas de ruedas los que tienen parálisis cerebral, con sus cuerpos retorcidos que no sabes ni si serás capaz de cogerles una vía llegado el caso. 

Las auxiliares -la mayoría de cuidadores son mujeres- te advierten de los que suelen agredir a los desconocidos y te cagas todavía más.

Te preguntas qué dios permite que exista tal sufrimiento, esas personas condenadas al dolor, al aislamiento, al rechazo....

-Javier, por lo que cuentas es un experiencia fuerte, pero busca algo positivo que te anime. No vas a tirar la toalla por solo un día de prácticas.

-Si claro, la verdad es que me arroparon dos auxiliares, Guadalupe y Lucía, que viéndome asustado me dijeron que no me preocupara, que es normal el mal trago el primer día,  que luego cuando vas conociendo a los residentes lo ves todo con otros ojos. Gracias que hoy es viernes y tengo el fin de semana para relajarme. La verdad, no sería capaz de enfrentarme mañana a lo mismo.

Así que venga, nos vamos de marcha, un compañero organiza una fiesta y me dijo que podía ir acompañado. Necesito despejarme y también tenemos que celebrar, que al menos a ti, te fue genial con tu primera práctica. 

-¿A dónde voy a ir yo si  no conozco a nadie?

-Con que me conozcas a mí es suficiente, ya te relacionarás con más gente allí. Y así conoces a Alfredo, el chico que organiza la fiesta, para mí que "entiende" y está de bueno....

Animada por los buenos aires que le soplaban esos días Espe se dejó lleva por su amigo y cuando se quiso dar cuenta se encontraba en una casa desconocida llena de gente.

Javier le presentó a Alfredo al llegar. El anfitrión le causó buena impresión y la animó a unirse al resto  y  pasarlo bien.

Al rato se acercó a Espe un chico con dos vasos en la mano, ofreciéndole uno y comenzando la típica conversación entre desconocidos.

Era guapo, hablador, seductor....atento al vaso de Espe para que lo tuviera siempre lleno.

Espe no podía creer que con todas las mujeres guapas que había en aquella casa, el tal Jorge hubiera puesto sus ojos en ella. Se sentía en una nube, entre el alcohol al que no estaba acostumbrada y la atención del muchacho parecía flotar.

Resultó que Jorge era primo de Alfredo y conocía bien la casa, así cuando le preguntó a Espe a qué se dedicaba y ella le contó, la llevó a una habitación para enseñarle una radio antigua.

Por mucho que no tuviera experiencia se dio cuenta de que enseñarle la radio había sido una excusa para estar a solas, que quería intimar con ella.

¿Y por qué no? se dijo, decidida a dejarse llevar y a disfrutar. 

Le confesó a Jorge que era su primera vez y que por favor dejaran la luz apagada.

Todo sucedió demasiado rápido, no fue como Espe había imaginado, pero no quiso que la decepción la fastidiara. Había pasado y con eso se quedaba.

Salió de la habitación deseando contarle a Javier lo que había sucedido, pero no hizo falta, él había visto a la pareja perderse y le bastó ver la sonrisa boba que lucía Espe para decirle divertido:

-¡Oye, tú te has estrenado!

Continuará.