jueves, 9 de junio de 2022

La contadora de historias. Capítulo XI.

Después de descartar varios nombres, la nueva sección se llamó: "Con otra voz".
Espe estaba nerviosa ante su debut. Tenía experiencia ante el micrófono, pero llevar enteramente aquel programa era otra cosa.
Hizo una pequeña introducción sobre el tema de la discapacidad y luego le dio paso a Elvira, la madre de Domingo, el chico que tanto la había impresionado. Supo conducirla para no caer en los típicos tópicos y la mujer narró en primera persona los sentimientos que generalmente no se atrevía a expresar.
Así contó que cuando salía con amigas y se quejaban del comportamiento de sus hijos, ella sentía envidia.
Elvira no se podría quejar nunca de que su hijo pasara por la adolescencia con las hormonas antipáticas que sacan de quicio a los padres, su habitación nunca parecería una leonera, no tendría que llevarse las manos a la cabeza al encontrar un porro escondido en algún cajón, nunca lo vería perfumarse nervioso intentando ocultar que había quedado con una chica, no discutirían por la hora de llegada.....

Los últimos minutos estaban destinados a recibir las llamadas de los escuchantes que entrarían en directo en el programa.
Se colapsaron las líneas, todos querían hablar, por tener en su entorno a alguna persona discapacitada y verse reflejados como en un espejo, u oyentes que se habían conmovido por la forma de tratar el tema.
Lo mismo pasó con los cientos de correos electrónicos que recibió la emisora. 
Qué locura, se dijo Espe ante la respuesta masiva que tuvieron.
Lola parecía levitar con aquella audiencia que superó con creces sus expectativas. 
-Felicidades Espe, has encontrado tu camino. Esa voz tuya y los temas sociales tocan la fibra de la gente que nos escucha. ¿Ya tienes pensado el siguiente tema?
-Qué va, si acabo de terminar con éste....
-Pues ya estás tardando, ponte ahora mismo a buscar algo interesante, ya tendrás tiempo de celebrarlo esta  noche. Yo invito, por supuesto también a tu amigo Javier  y a Elvira. 
Venga chica corre corre, a trabajar, que aún faltan horas para celebrarlo.

Pasaron los meses y a menudo Espe se encontraba con el mismo temor, el de no encontrar el tema adecuado, pero siempre aparecía alguno. Le llevaba su tiempo documentarse y encontrar a la persona apropiada que contara su experiencia bajo un prisma diferente, pero también lo conseguía.
Su sección había conseguido que la emisora aumentara la audiencia. 
Otras emisoras contactaron con ella ofreciendo buenas ofertas, pero para Espe aquel lugar que la acogió era más que un simple puesto de trabajo y se sentía en deuda con Lola. No quiso incomodar a su mentora con las propuestas recibidas, pero llegaron a oídos de su jefa y ésta no dudó en mejorarle el contrato. 
Espe solo puso una condición: que su imagen no apareciera en las redes sociales de su emisora.
Se sentía realizada laboralmente, le gustaba lo que hacía y de algún modo contribuía con sus contenidos a sensibilizar a los escuchantes con los temas que trataba.
Pero el temor al rechazo y a la burla continuaban estancándola socialmente.

Andaba detrás de un abogado para que participara en una de sus secciones radiofónicas. El hombre pertenecía a una ONG que ayudaba a personas que entraban irregularmente en el país, básicamente en pateras que arribaban a aguas canarias. Había contactado telefónicamente tanteándolo, pero éste insistió en que no le venía bien pasar por la emisora, que mejor sería concertar una cita en cualquier cafetería.
Accedió Espe al encuentro extrañada ante tanto misterio. 
Acudió preparada para oír lo de siempre: "Vaya, por tu voz te imaginaba diferente". Ella leía entre líneas la decepción de que quién la conocía personalmente. Sabía que normalmente eso le sucede a todos l@s lucutor@s. Pero no se engañaba, la gente se sorprendía ante su fealdad. 
Pero esta vez le tocó a ella ser la sorprendida al llegar al lugar donde había quedado con el abogado y encontrarse con un hombre negro como la noche, que la esperaba junto a su perro guía. Era ciego.
Se dirigió a él preguntándose como se iba a presentar, pero apenas dijo unas palabras Ousman la reconoció por la voz.
El hermoso ejemplar de labrador, su perro guía, hizo fácil romper el hielo. Estaba tranquilo junto a los pies del invidente y mientras se presentaban Ousman y Espe el animal restregó su hocico contra una pierna del abogado.
-Mira, Rafiki me está pidiendo permiso para saludarte, ¿quieres?
-Por supuesto, que perro más bonito -dijo Espe mientras lo acariciaba- Curioso nombre, Rafiki, ¿de dónde procede?
-Es una palabra africana y significa amigo.
Mi perro está entrenado para no apartarse de mi lado si no lo autorizo, es muy cariñoso y le gusta interactuar con otras personas. La tendencia natural de la gente es acariciarlo y él se lo pasa mal, porque entiende que me debe cuidar. Por eso no quise quedar en tu lugar de trabajo, para ahorrarle el mal rato.
-Claro, lo entiendo.
-Y tú le has caído muy bien, normalmente deja que lo acaricien un poco y vuelve a mis pies, pero lo tienes hechizado, me voy a poner celoso...
-Jajaja, a mí también me ha ganado. 
La conversación se alargó durante una par de horas que pasaron como un suspiro.
Espe se sentía cómoda hablando con aquel hombre, era muy interesante. Además y aunque le fastidió reconocerlo, era guapo a rabiar. Supuso que el hecho de que fuera ciego le permitía olvidarse de su propio físico. 
Hablaron  de tantas cosas que cuando se dieron cuenta no habían tocado el tema que los había hecho reunirse y Espe debía volver a la emisora.
-Bueno Ousman, me parece que vamos a tener que quedar de nuevo para que me cuentes lo de la ONG, si no te importa.
-Si claro, si te parece bien mañana volvemos a "vernos", jajaja, perdona, humor de invidentes.
-Hasta mañana, entonces. Rafiki, hasta pronto.
Y partió la muchacha permitiéndose una sonrisa que creía desterrada.

Continuará.








2 comentarios:

  1. Uhmmmm aquí huele a idilio o mínimo una gran amistad. Besotes amiga 😘😘

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  2. Qué será???? Pronto lo verás.
    Mira me salió un pareado y todo, jjj.
    Un abrazo amiga.

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