jueves, 24 de noviembre de 2022

Vinilos. Capítulo X.

 Estoy en el trabajo, es la hora de mi descanso y aprovecho para escribir, que entre una cosa y otra no tengo tiempo ni para rascarme el culo.
¿Ya dije que le quité las trenzas a Daniela? con tantas cosas en la cabeza ni me acuerdo bien, bueno, el caso es que parecía una leona, con aquel volumen que le quedó.... Esperó a que su padre y Nico llegaran para que la vieran y luego se pudo lavar la cabeza en condiciones. Por supuesto antes todos le hicimos fotos. No es amor de madre, pero mi niña está guapa tenga el peinado que tenga.
Debo seguir con el curro, a ver si no tardo en coger este blog de tapas duras que se ha convertido en mi diario. 
Acabo de pillar a Rafa mirándome el escote. 
                                                    --------------------------------------------

Ya me cuesta encontrar alguna actividad que tenga entretenida a Daniela. Lee, básicamente sobre el cuidado de los recién nacidos. No le digo que yo hice lo mismo y no me sirvió de nada, la teoría es una cosa y otra la realidad; ya se dará cuenta. También ve series de Netflix, pero me sigo empeñando en que haga algo con las manos, eso ayuda a ralentizar la cabeza cuando le damos vueltas y más vueltas a lo mismo. Y la pobre debe estar obsesionada con el tiempo que todavía le queda de reposo, el miedo a que algo no salga bien.... Normal.
Me viene a la mente el ganchillo. Sería perfecto.
Me ofrezco a enseñarla y le parece bien. A mí esa actividad me gusta y relaja, pero claro, hace años que no hago nada, siempre ocupada con lo cotidiano. Le digo a X que por favor me busque en el trastero una caja que debe estar rotulada como "ganchillo". Sé que la guardé hace mil años y recuerdo que contenía agujas e hilos.
X la encuentra a la primera, ¡bien!. Al abrirla encuentro lanas enredadas, labores que empecé y nunca terminé..... Esa soy yo, pero bueno, desenredar los ovillos mantendrá entretenida a Daniela durante un tiempo.
Y como no podía ser de otra forma, mientras nos ponemos a la labor, nunca mejor dicho, mi hija vuelve a preguntar por Pedro.
-Mamá, ¿no te has preguntando nunca qué habrá sido de Pedro?
-Claro, mil veces. Siempre pensé que me había portado mal con él,  también perdió a alguien importante en su vida, además de vivir su suicidio de primera mano. No fui buena amiga al no intentar hablar con Pedro, pero después de la muerte de Manuel yo viví mi propio duelo, luego el  paso de los años hace que pienses en otras cosas, sigues con tu vida. Supongo que sencillamente dejé que Pedro cayera en el olvido por no sentir más dolor.
Si no fuera por ese disco dedicado, no estaría pensando en él ahora. Qué pena que todo haya terminado de esta manera. No estuve a la altura con Pedro, no se lo merecía.
-¿Y por qué no lo buscas? Si te acuerdas de sus apellidos lo podemos buscar en internet, bueno me ocuparía yo que controlo más lo de las redes sociales, además si algo me sobra ahora es tiempo. ¿Qué te parece?
-Pues así de repente... no sé. Además, no me acuerdo de sus apellidos. De Manuel lo recuerdo todo, la fecha de su cumpleaños, la de su muerte, pero al pobre Pedro parece que lo he mandado a un agujero negro en mi memoria. 

Por la noche en la cama sigo pensando en lo que ha propuesto Daniela, intentar encontrar a Pedro en internet. No sé, ¿sería lo correcto después de casi 40 años? No estuve cuando debí estar. ¿Arreglaría algo? Bueno, buscarlo no significa que vaya a contactar con él, igual no está en redes, yo misma no estoy. O lo encuentro y decido dejarlo pasar... Por intentarlo no pierdo nada y mientras tengo a Daniela entretenida. Pero es que sigo sin acordarme de sus apellidos.
Recuerdo que Lina fue quien nos presentó, de hecho estuvieron saliendo hace mil años. Mañana le hablo a ver si por ahí sale algo.
                                                       -------------------------------------
Vuelvo a aprovechar la hora del desayuno en la biblioteca para escribirle a Lina. Llamarla no porque estará trabajando. 
Lina es de esas amigas que aunque estés años sin verlas la consideras amiga en presente. Es una tía que está siempre que la necesitas, de las que te darían hasta las bragas si fuera necesario, buena gente, además de atrevida y divertida.  Qué afortunada soy con mis amigas. 
Le pregunto por whatsapp si recuerda los apellidos de Pedro y le cuento por encima que me gustaría buscarlo en redes. No tarda en contestar:
-Chacha, los tengo en la punta de la lengua pero no me salen. Qué rabia me da eso.....
Nos ponemos al día con nuestras cosas, ella ya es abuela y está chiflada con su nieto. 
Quién nos iba a decir en nuestra lejana y loca juventud que llegaríamos a hablar de nietos. En fin, que a mí también se me caerá la baba cuando nazca el pequeño Nico.

Continuará.

2 comentarios:

  1. Desde aquí no puedo poner emoticonos, imagina el que guiña un ojo.
    Y cariño el que usted se merece -aquí el emoticono del beso.
    Abrazos amiga.

    ResponderEliminar