Todo el cuerpo me picaba por el calor, supuse que Mara me indicaría los aburridos ejercicios que tendría que hacer en el agua y el tiempo que debía nadar, pero no esperaba su discurso:
-Paula, lo importante es que disfrutes, si quieres nadar, nada, si quieres brincar, brinca, cualquier ejercicio que hagas le va a venir bien a tu pierna, pero no tiene por qué ser algo aburrido. Tú irás marcando tus ritmos y cada día iremos aumentando el tiempo, pero no te olvides de pasarlo bien.
Y otro cosa muy importante, me temo que no hayas tenido una buena experiencia con el mar, así que imagínate que es la primera vez que vas a bañarte en él y hay que hacer las cosas bien.
El mar es un ser vivo, si lo respetas él te respetará.
Espíritu del mar, te pido que acojas a esta niña y le hagas sentir tu energía, qué sea este su bautizo de sal bajo tu protección infinita.
Está loca, pensé, deseando que terminara la jornada para decírselo a mis padres y que me alejaran de aquella mujer que estaba como una cabra.
Pero estaba asada de calor, así que haciendo como que le seguía la corriente me metí en aquellas aguas azules. ¡Qué fresca estaba! Fue un alivio inmediato para mi cuerpo y estaba chapoteando cuando una niña y un niño me preguntaron si quería jugar "al bobo".
-¿Al bobo? les pregunté extrañada.
-Si, uno se pone en el centro e intenta coger la pelota que los otros van tirando, nos vamos turnando y así todos somos bobos, es divertido y nos falta un jugador.
-Vale, les dije y el tiempo se hizo agua, mientras disfrutaba con aquellos hermanos olvidándome de mi pierna y del mundo entero.
Tuvo Mara que indicarme que saliera, que ya estaría más que arrugada. Nunca había pasado tanto tiempo en el agua y efectivamente, mis dedos parecían pasas.
Mi estómago rugió y Mara me dijo que ya era la hora de subir a comer. ¿Ya era mediodía? ¿Cómo podía pasar tan rápido el tiempo? Quizás lo que pareció un conjuro pronunciado por Mara era mágico. ¿Sería una bruja? Sea como fuere me gustó el mar.
De camino al apartamento me envolví en una toalla, aparte de saber que me iba a escaldar con aquella vestimenta inadecuada, quería seguir sintiendo aquella sensación salada en el cuerpo por más tiempo.
Mi padre que era el cocinillas de la familia había dejado la noche anterior preparado el almuerzo y lo saboreé todo con ganas. Yo, que era una tiquismiquis con cualquier alimento, comí con un apetito desconocido.
El plan era evitar las horas de más calor permaneciendo en el apartamento y luego volver a bajar a la playa.
Oí a Mara atender la llamada telefónica de mi madre: Todo perfecto, no te preocupes.
Mara preparó unos sandwiches para la merienda y me dijo que también podíamos comprar unos helados en cualquier sitio de la avenida.
El tiempo no pasaba y yo estaba ansiosa por volver a ver a los niños con los que había compartido juegos durante la mañana, me habían dicho que estarían todo el día.
Al fin volvimos al mismo sitio y ellos estaban jugando al clavo; tampoco conocía el juego, pero me enseñaron y se me dio bien. La niña que se llamaba Laura me preguntó qué me pasaba en la pierna y yo le dije que era más corta que la otra. Los hermanos lo tomaron con tanta naturalidad que me dije que quizás yo le daba demasiada importancia. Me enseñaron a hacer volteretas laterales y sí, podía aunque tuviera una pierna chunga. Volvimos a bañarnos, a jugar al clavo, a hacer un hoyo enorme para enterrar al niño....., el tiempo se olvidó de mi existencia y siguió su curso.
Me dio pena despedirme de mis nuevos amigos, pero dijeron que seguramente nos volveríamos a encontrar.
Regresamos al apartamento y al rato apareció Chago.
-¿Qué tal Bicho? ¿Ya se te quitó el dolor de barriga?
Ya ni me acordaba del numerito mañanero, pero le dije que solo un poquito, que estaba mejor.
Mis padres no tardaron en venir. Mi cuidadora habló con ellos sin que yo pudiera oír la conversación y luego ella y mi tío se fueron juntos.
¿Serían novios? Yo no sabía nada de aquella mujer. Mi padre me preguntó qué me había parecido Mara y yo le dije que ni fea ni guapa, ni gorda ni flaca.
-No me refiero a eso Paula, que si te gusta... y recordé el conjuro extraño que le dedicó por la mañana al mar. Se lo tenía que contar a mis padres, esperaría a que se ducharan y cuando estuviéramos tranquilos viendo un rato la tele soltaría la bomba: me tenían en manos de una loca.
Lo siguiente que recuerdo es despertar al día siguiente en mi cuarto, debí quedarme dormida en el sofá de puro agotamiento y seguramente mi padre me llevó en brazos a la cama.
Me levanté contenta, me vestí esta vez con un vestido ligero y esperé a que llegara Mara mientras desayunaba.
Eso sí, cuando llegó escondí la cara de contenta que se empeñaba en salir sola.
Continuará.
Domara Mara el carácter caprichoso de la niña? Ya lo veremos....Felices Reyes amiga😘😘😘
ResponderEliminarA ver, a ver... pues ya iremos viendo a ver que pasa.
ResponderEliminarSeguro que tú si disfrutas de los Reyes con un "enano" en la familia.
Un abrazo Astrid.