Hablé con mis padres y mi tío, no me operaría. Por supuesto se sorprendieron, pero respetaron mi decisión. Cuando se lo dije a Mara a través de un correo, contestó diciendo que se alegraba, que me había aceptado a mí misma tal y como era y lo demás ya vendría.
La idea de Mara de que creara mis propios zapatos me pareció en principio una tontería, pero no sé, un run run se instaló en mi mente. ¿Y si era posible?
Mejor me centro en mis estudios y me dejo de quimeras, me dije dispuesta a seguir con mi vida, pero cuando me calzaba aquellos zapatones tan feos el run run se activaba. Piensa en algo Paola, no todo está inventado, piensa piensa piensa...
Una noche acostada y mecida ya por ese sopor que antecede al sueño empecé a imaginar zapatos sin la parte de abajo, como si con un cuchillo afilado los hubiera dividido en dos. Me levanté y comencé a dibujar, la parte superior del calzado podía ser tan bonito como quisiera y la parte inferior hecha a medida para cada pie imperfecto. Me dije que era una tontería, si fuera posible ya estaría inventado.
Pero la idea no se iba, le daba vueltas y más vueltas. ¿Por qué no indagaba en el asunto? No tenía nada que perder.
Imaginé un pie como el mío. Si se hacía un molde y se trasladaba a algún programa informático que lo transformara en "normal" se podría hacer desde cero la parte baja del calzado adaptado a mi pie para luego unir a la parte superior del zapato.
Se lo expliqué a mi tío a ver que le parecía y en contra de lo que yo esperaba no dijo que fuera una tontería.
-Bicho, me tienes sorprendido. Prueba con un prototipo y si resulta te financio el negocio hasta que despegues. Pero no dejes la carrera a estas alturas.
-¿En serio? ¿Estarías dispuesto a gastar tu dinero en esta locura?
-Si funciona sí, además, es como darte ya la parte que pensaba dejarte en herencia. Ya sabes lo que dice el refrán: "A quién Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos".
Seguí dándole vueltas al asunto y la adrenalina me llevó a pasar de la teoría a la práctica. Me atreví a visitar una fábrica de zapatos y exponerles mi idea, que me hicieran la parte superior del calzado para luego ensamblarla a la inferior modificada para cada pie. Les extrañó la propuesta, pero por suerte era gente emprendedora y me dieron un sí.
Yo seguía sin saber por donde tirar con respecto a la parte inferior, la más difícil. ¿Cómo se podía hacer? Tenía claro que necesita a alguien experto en informática para que creara un programa específico que "tradujera" el molde del pie en cuestión. Recordé que una compañera de clase me había comentado que su hermano había terminado Informática y estaba buscando trabajo. Me dio su contacto y quedamos para tomarnos un café, así le podía explicar mis ideas y dudas.
Cuando llegué a la cita él ya estaba esperando. Gonzalo se presentó y sin saberlo estaba ante una de las personas que formaría parte de mi vida.
No era guapo, pero sus facciones imperfectas de alguna manera encajaban, era un feo/guapo. Yo me entiendo.
Le expliqué mi proyecto y las dudas en cuanto a la consecución de la parte adaptada.
-Vamos a mi casa, me dijo, pero al ver mi cara de "este tío de qué va" añadió que me iba a enseñar la solución a mis problemas.
Llegamos al pisito donde vivía, ordenado para mi sorpresa y me enseñó una impresora 3D.
-Mira, ahí está lo que necesitas.
-Explícamelo paso a paso como si fuera tonta, no estoy puesta con el tema de la informática.
-Pues primero habría que hacer un programa informático que convierta el pie con las características que sean en el calzado adaptado, hasta ahí tu idea. Lo siguiente sería imprimirlo en 3D con poliamidas. Ese material por su dureza y resistencia a la deformación térmica vendría genial, además de que posee una tenacidad alta. Luego en la fábrica donde te hacen la parte superior se forra la inferior y se unen. Y voalá zapato adaptado conseguido.
-Me suena a chino, pero si se puede hacer ¿estarías dispuesto a intentarlo? En principio no te puedo pagar mucho. Si sale bien un familiar me financia el inicio del negocio, pero claro, primero toca que vea uno para ver si funciona.
-Vamos a hacer el primer par, si resulta hablamos de condiciones. Necesitamos dos pies para ver si la idea resulta.
-No hay problema, probaremos conmigo.
Gonzalo se quedó mirando mis piernas.
-Vaya, con esos ojos tan bonitos no me había fijado en esos zapatos tan feos.
Y lo dijo con tanta naturalidad que me enamoré un poco de él.
Continuará.
Uhmmmm aquí huele a romance y a negocio próspero...me gusta la combinación 😘😘😘Feliz cumpleaños amiga querida!!!!
ResponderEliminarHuele huele.
ResponderEliminarGracias por la felicitación.
Un abrazo fuerte fuerte.