¿Por dónde me había quedado? Ah sí, iba por lo de la conversación que mantuve con mi madre y que me hizo ver que las cosas, algunas veces, no son lo que parecen.
El caso es que en esta parte la historia tiene que ver la situación mental de mi abuela y me temo que me voy a enrollar. Antes de entregar estos folios a Luna borraré los párrafos que no vengan a cuento. Así que sigo.
Mi abuela siempre fue demasiado sensible, entonces se decía que "padecía de los nervios". Se casó con un militar de alto rango y tuvieron a mi padre. Enviudó joven y parece que esa circunstancia la volvió más frágil, pero aguantó hasta que mi padre fue lo suficientemente mayor como para no depender de ella. Entonces despidió a la parte cuerda que la mantenía unida a la realidad y oficialmente pasó a ser una enferma mental. Se instaló en su locura y no podía llevar una vida segura sin supervisión.
Por entonces mi padre, centrado en su carrera laboral, tenía que dedicar muchas horas a su trabajo. Le atormentaba la idea de ingresar a su madre en algún centro psiquiátrico.
Y aquí enlazo lo de mi abuela con la propuesta de mi padre a mi madre.
Le explicó la situación de mi abuela y le ofreció contratarla como cuidadora de su madre, que cobraba su buena pensión de viudedad. El trato es que esa pensión sería íntegra para mi madre, y que cuando falleciera, él se haría cargo de pagar su sueldo. Mi madre aceptó, aunque en esa época no era ni medio normal, así no renunciaría a su promesa y podría tener su propia familia.
Mi padre insistió en hacerlo todo de forma legal y así lo hicieron.
También me contó mi madre que no tuvo el deseo de trabajar fuera, resuelto su propósito de contar con su propio sueldo por lo que pudiera pasar, se dedicó de mil amores a mi crianza, dándome lo que tanto deseó de niña: una familia estructurada donde no faltara el cariño.
Según me dijo, a día de hoy mi padre le sigue ingresando mensualmente lo acordado, a pesar de que hace años ella le dijo que ya no lo veía necesario. Ha guardado escrupulosamente el dinero que en caso de separación le permitiría vivir sin depender de nadie. Solo destina una pequeña cantidad a una organización para mujeres maltratadas.
Yo tenía mil preguntas que hacerle a mi madre, asombrado ante lo que me contó, pero no es hasta ahora que entiendo lo poco usual de la situación. Ahora entiendo que mi padre a pesar de sus ideas arcaicas actuó como pocos harían hoy en día. Y que por la experiencia de mi madre, hay mil maneras de vivir la maternidad. Y si la mujer tiene cubierta la parte económica y elige la crianza a tiempo completo de sus hij@s, no debe ser juzgada por ello.
En aquella lejana conversación, mi madre también me dijo que era feliz con su vida, que aunque mi padre ladraba mucho era buena persona, que se escondía tras su mal carácter porque tenía miedo de expresar su verdadera naturaleza. Que era sensible, pero educado por un militar a golpe de órdenes y con miedo a alterar a su madre enferma, había optado por esconder sus verdaderos sentimientos.
Aquellas confesiones hicieron que volviera a ver a mi padre con buenos ojos, tenía sus cosas, como todo el mundo. Yo había pasado de considerarlo mi héroe a convertirlo en villano injustamente.
Comprendí que tenía unos buenos padres y una abuela loca que era cojonuda, no tenía nada que envidiar a la familia de mi querida Luna.
Continuará.
Cuántas cosas está descubriendo y las que quedan ....que lento pasa el tiempo de jueves a jueves ...Besotes amiga
ResponderEliminarTres semanas más y terminamos, una historia no tan larga la que está en curso.
ResponderEliminarBesos fuerteeessss Astrid.