jueves, 4 de enero de 2024

La señora de la limpieza. Capítulo V.

Sabía el aspecto que tenía el marido de Mercedes por haberlo visto en la tele alguna vez cumpliendo sus funciones de ministro. Su imagen era la de un hombre muy serio y por supuesto, impecablemente vestido.
Por eso me sorprendió tanto verlo en persona, aquel sábado en que concretaríamos los detalles de mi nuevo trabajo.
La casa por fuera era bonita, con paredes de piedra y aparente sencillez, pero el interior era otra cosa: parecía más grande por dentro, con espacios llenos de luz y mobiliario caro pero sin estridencias, me pareció funcional y cálida al mismo tiempo. Mercedes me explicó que ella la había diseñado y estaba orgullosa del resultado. 
Yo estaba algo nerviosa por encontrarme con su marido, no todos los días se conocía a un ministro.
Mercedes me dijo que Ernesto estaba en la cocina y allí nos dirigimos. Me encontré con un hombre con un delantal de flores entre pucheros mientras escuchaba boleros. No parecía la misma persona que conocía de la tele.
-Hola Janaina, pues sí que eres guapa, pero no te preocupes por mí, ya Mercedes me advirtió de que aunque no cocine sabe donde están los cuchillos más afilados. 
Lo dijo de una forma tan natural que me hizo gracia, me cayó bien el que sería mi nuevo jefe.
Me contó que los fines de semana que no tenía que trabajar fuera, se relajaba cocinando y escuchando música. Que luego congelaba para la semana para por lo menos cenar algo decente, cansado de la comida supuestamente gourmet que a menudo se veía obligado a comer. También me indicó que Mercedes por las noches  comía una ensalada y algo de fruta, pero que si a mí me parecía bien podía alimentarme de los platos que él cocinaba los fines de semana cuando le cuadraba. 
-Hombre Ernesto, ya estás dando por sentado que Janaina trabajará con nosotros, si está aquí es para llegar a un acuerdo firme.
-Querida, según me dijiste, ella ya te dijo que aceptaba encantada. Y nos conocemos, ya tú has decidido por los dos, pero si te quedas más tranquila, por mí perfecto. Solo faltaría que Janaina lea con detenimiento el contrato y lo firme. 
Mercedes fue a buscar el contrato y me pidió que lo leyera sin prisas. Era legalmente impecable y las condiciones ya me las había explicado mi jefa. Firmé intentando que no se me notaran las ganas de saltar de alegría. 
Faltaban una semana para que ellos viajaran a China para traer a la niña, pero me pidieron que me incorporara antes para pasar algunos días con José Luis y que me aconsejara acerca de mis otras competencias, lo de llevar al personal externo cuando trabajaran en aquel domicilio. Me pareció bien.
La habitación que me asignaron me pareció demasiado grande, sabía de primera mano que en Cuba había familias enteras que vivían en espacios más reducidos. Pero a lo bueno una se acostumbra pronto.
Aquellos días previos a la llegada de la niña, fui conociendo mejor a mis jefes de puerta para dentro. Llegamos al acuerdo de tutearnos, aunque sin confianzas innecesarias, yo era la primera que no quería que se crearan. Ellos salían a trabajar y yo aún tenía bastante tiempo libre que dedicaba a mis estudios. 
Conocí al fin al tal José Luis, el señor de confianza que llevaba el control de la parte doméstica y que se jubilaba. Era un hombre muy amable y dispuesto a enseñarme los entresijos de mis nuevas tareas. 
Le gustaba hablar y no tardó en contarme cosas de los dueños de la casa, así me enteré de que Mercedes era rica de nacimiento y con el dinero que sus padres le dejaron en herencia podría vivir 7 vidas sin tener que dar un palo al agua, pero que le encantaba su trabajo y no lo dejaría por nada del mundo. También que era perfeccionista al máximo, lo que la llevaba a intentar llevar el control de todo lo que afectara a su vida. De Ernesto dijo que venía de una familia "normal" y que much@s pensaron que había dado el braguetazo de su vida al casarse con Mercedes, pero que estaban equivocados. 
Según José Luis, Ernesto idolatraba a su esposa y hacía cualquier cosa por contentarla. Hizo su carrera  política animado por Mercedes, aunque en el fondo deseara llevar una vida más sencilla.
Ya me había dado cuenta de como miraba Ernesto a Mercedes, parecía adorarla, solo tenía ojos para ella. Y respecto a mi jefa, algo la iba conociendo y veía que era cierto que era una persona excesivamente perfeccionista y que tener el control le daba seguridad. 
Todo iba bien, sólo faltaba que llegara la niña para que fuera perfecto.

Continuará.






2 comentarios:

  1. Yo quiero que pase algo ya!!! Que nervios por Dios, jajaja, felices Reyes amiga 😘😘😘

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  2. Siempre hay capítulos que son de transición, no te preocupes que algo pasará.
    Felices Reyes Astrid, abrazos.

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