Lo primero que pensé al pasar la vista por el primer folio, era que la letra pequeña y apretada de Antonia no me lo iba a poner fácil, pero dispuesta a desentrañar sus secretos me encomendé a la buena energía que sentía bajo aquel árbol y comencé a leer.
"Por fin un ratito para estrenar estos bonitos papeles que Don Cristóbal me regaló, ni se imagina que a mí también me gusta escribir, se piensa que los utilizaré para apuntar lo que hay que comprar y cosas así.
Aprovecho que la pareja está ya en su cuarto para relajarme un rato, que falta me hace. Hoy terminé baldá, toda la tarde con la escoba en la mano, que el árbol bonito es, pero tira de flores....
No entiendo tanta tontería con el color de esas flores, Don Cristóbal dice que son púrpura y mi Celia que son de color violeta, pero para mí son lilas de toda la vida del Señor.
Me gusta el nombre: jacaranda, con tatas aes, que si de algo me ha servido entrar de niña como acompañante de mi Celia, es que me enseñaran a leer y a escribir. Me gustan las palabras. Una de las habitaciones que más me gusta de esta casa es la biblioteca, con tantas estanterías que llenan las paredes de arriba abajo, y lo más importante, puedo leer los libros que quiera, una maravilla. También me gustan las lámparas de lágrimas de cristal. No dejo que las toque nadie y me encargo de su limpieza aunque resulte pesado, sarna con gusto no pica, como diría mi madre.
Pero lo que más me gusta es mantener el jardín arregladito. Está feo que yo lo diga, pero lo tengo precioso. Y es que aunque la casa grande es, pasamos muchos buenos ratos sentados en los bancos cogiendo fresquito y oliendo las flores de la jacaranda.
Ahí mi Celia y yo hablamos de tantas cosas... bueno, ella más, que tiene cosas interesantes que contar de este nuevo siglo que parece que viene cargadito de novedades. Yo me quedo embobada escuchándola, que seré coja, pero tonta no soy y voy absorbiendo todo lo que me cuenta.
A don Cristóbal también le gusta el jardín y cuando tiene tiempo se sienta con una pluma y escribe vete a saber qué. Pero yo prefiero estar a solas con mi Celia. Es tan bonita que a veces me dan ganas de llenarla de besos, pero me las aguanto.
La veo contenta desde que se casó y con eso me quedo, aunque al principio de venir a vivir aquí me costó acostumbrarme a que don Cristóbal la besara y mirara de esa forma. Duermen en la misma habitación y es raro, que lo normal en la gente rica es que cada uno tenga su cuarto y el hombre visite a la mujer algunas noches. Ya me acostumbré a que sean así, aunque por las noches a veces pienso en lo que estarán haciendo en la cama y me entra un coraje... Son celos, ya lo sé, pero no puedo evitar sentir lo que siento por mi Celia. No entiendo lo que me pasa, algo malo debo tener en mi interior, pero sé que nunca le voy a hacer daño y mientras la vea feliz, valdrá la pena padecer este infierno.
Ya va siendo hora de meterme en el catre, estoy cansada, pero antes esconderé estas letras que nunca podrán ser leídas por otros ojos.
Mañana será otro día."
Continuará.
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