Después de quitarme toda la parafernalia del disfraz, le puse al niño un vestido de niña.
Estarían buscando a una mujer físicamente diferente a mí con un niño. Eso me daría algo de tiempo para decidir donde dejarlo para que se lo devolvieran a su madre.
Al igual que yo, era rubio, podría pasar por mi hijo aunque ahora le hubiera "cambiado el sexo".
Me había informado sobre lo que come un bebé de 7 meses, iba preparada. No sabía a qué hora había comido por última vez, mejor probar a darle algo antes de que tuviera hambre y llorara. Opté por una compota de frutas, si no quería probaría más tarde. Pero ante la cuchara se limitó a abrir la boca y comió. Seguía sin tener contacto visual conmigo, sus ojos se desviaban como si no quisiera encontrarse con los míos. Se me partió el alma, angelito -me dije- es un angelito. Después de comer le cambié el pañal que estaba empapado, debía llevar horas sin ser cambiado y ni por esas había mostrado signos de incomodidad.
Qué bueno y bonito es, qué fácil sería quererlo, pero debía volver con su verdadera madre.
Pensé que no sería mala idea seguir el plan que había diseñado en un principio, necesitaba tiempo para hacer las cosas bien y devolver a aquella criatura. Y seguí conduciendo hasta Francia, estaba cerca y conocía bien aquella zona. Al ser mi padre francés yo sabía el idioma y tenía la doble nacionalidad. De pequeña los veranos cruzábamos la frontera a menudo. Estaría lejos y cerca a la vez.
Me registré en un hotel, tendría toda la noche para pensar bien las cosas, no quería terminar en la cárcel, pero si de algo estaba segura es de que no podía seguir con aquella farsa.
A través del móvil seguí escuchando la emisora española de noticias, no tardarían en hablar del secuestro. Pero pasaron muchas horas hasta que anunciaron lo siguiente: "Menor de 7 meses secuestrado, según lo que ha trascendido la madre denunció su desaparición después de las 4 de la tarde, cuando estaba en un parque con sus hijas y el niño sustraído. Denunció que un hombre con una sudadera negra se lo arrebató con violencia de los brazos y se dio a la fuga. Se ruega la colaboración ciudadana si tienen alguna pista.
Aluciné con las mentiras de Elsa, yo me había ido con el niño a las 3 y lo del hombre que se lo arrebató de los brazos... ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué mentía? ¿Por qué esperó más de una hora para denunciarlo? ¿Serían pistas falsas de la policía?
Tenía que hablar con Lucía a ver si sabía algo fiable, pero me tendría que inventar algo para justificar mi ausencia.
Por lo pronto esa noche atendí al niño al que comencé a llamar Ángel. Lo bañé, le di un buen biberón y lo tuve entre mis brazos hasta que se quedó dormido. En ningún momento rezongó, ni lloró.
Era todo tan extraño que me parecía estar viviendo una pesadilla.
Al día siguiente llamé a Lucía rezando porque al niño no le diera por llorar de repente, no fue el caso.
No hizo falta que le preguntara nada, ella conmocionada por lo sucedido lo soltó visiblemente nerviosa.
-No te lo vas a creer, ¿te acuerdas el otro día que comiste aquí y cogiste un paquete para la vecina? Pues la pobre estaba ayer en el parque y un tío le arrancó al niño de sus brazos, sería sobre la 4 y ya sabes, con este calor no había nadie más en el parque que la pudiera ayudar. Llegó a mi casa descompuesta y yo misma tuve que llamar a la policía. La acompañé a su casa para ayudarla con las niñas y que pudiera hablar con la policía cuando llegara. Activaron sobre la marcha un dispositivo de búsqueda. Y bueno, un drama todo, ella está deshecha y la estoy ayudando con las niñas. A ver si encuentran alguna pista sobre el tipo que le robó al niño, a las 4 de la tarde y con el calorazo, a alguien le tuvo que llamar la atención un hombre con una sudadera negra y con la capucha puesta. Un horror todo, un horror, es que ni me atrevo a bajar al parque cuando refresca con mis niñas.
Me despedí de mi amiga con la promesa de volverla a llamar pronto, solo le adelanté que estaba fuera por motivos de trabajo, pero ella estaba tan noqueada con el tema del secuestro que ni le prestó atención.
¿Qué coño estaba pasando? Los datos incorrectos no eran ninguna estrategia de la policía, Elsa había mentido deliberadamente, y lo peor, había dejado pasar una hora para denunciarlo. ¿Acaso no quería que el niño apareciera? ¿No quería a ese niño?
Y la pregunta más difícil ¿qué iba a hacer yo?
Continuará.
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