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Mente fría Raquel, me repetía, estaba perdida en un laberinto y no encontraba la salida.
Seguía dándole vueltas a lo sucedido sin encontrar una explicación lógica al comportamiento de Elsa. ¿Le había dado información falsa a la policía porque no quería que su hijo apareciera? Y si era así ¿por qué?
Pasé ese día intentando aclararme y atendiendo a Ángel que seguía igual, abría la boca cuando le ofrecía comida, dormía si lo acostaba y poco más. Seguía evitando el contacto visual y lo normal es que echara de menos a su madre y llorara, pero no lloró en ningún momento.
Yo recordaba que las niñas de Lucía con esa edad interactuaban, se expresaban con balbuceos, sonreían... o lloraban cuando algo las incomodaba. No me parecía normal su comportamiento y busqué en internet.
Autismo, el niño, por lo que leí, podía ser autista.
La madre tenía experiencia con las gemelas y se te tenía que haber percatado de que las reacciones del niño no eran normales. Ahora me empezaba a cuadrar todo. No lo quería y aprovechó la oportunidad para deshacerse de él. Hija de puta, hija de puta, hija de puta.
¿Pero acaso yo era mejor que le había arrebatado un hijo a su madre? Cualquier otra que no fuera Elsa estaría desesperada. No sabía qué hacer y llamé a Lucía a ver si se sabía algo nuevo que me aclarara.
Me dijo que la policía había hecho un retrato robot a partir de las indicaciones de Elsa, según ella el secuestrador tendría entre 30 y 40 años, y que como llevaba puesta la capucha de la sudadera y todo había pasado en segundos, no se había quedado bien con sus rasgos, solo que las cejas eran morenas y tenía los ojos oscuros. También que la policía le había pedido fotos del bebé, pero esta explicó que las gemelas habían metido en la bañera con agua las fotos que tenía en papel y se habían desecho y que por desgracia había cambiado de móvil hacía unos días y había "perdido" toda la galería de fotos.
-¿No te parece raro? le pregunté a mi amiga.
-No sé, las chiquillas son unos trastos y quizás se hayan cargado todas las fotos en papel, lo del móvil ya es mala suerte...¿ pero sabes? yo nunca le vi la carita al niño, siempre lo tenía en el carro y nunca hizo ningún ademán para que lo viera, es raro, las madres solemos presumir, a todas nos parecen bonit@s nuestr@s hij@s.
Y han venido varios medios de comunicación para que la vecina salga en programas de televisión para hablar del secuestro del niño, pero Elsa se ha negado, dice que no está preparada. Yo creo que aunque no sea plato de buen gusto sería bueno que hubiera ese ruido social, ya sabes, para que el caso no caiga en el olvido si no aparece su hijo. Pero bueno, ella sabrá, al fin y al cabo el infierno que está viviendo solo lo conoce ella.
-Sí claro, respondí por no demostrar que aquella información estaba confirmando mis sospechas.
-Y cambiando de tema, que con todo este jaleo ni te pregunté donde estás.
-En Francia unos días, teletrabajando y paseando.
-Qué bien vives cabrona, por cierto, que nos vamos mañana a Málaga, la madre de Manu está fastidiada de salud, no pinta bien y por si acaso queremos estar unos días con ella.
-¿Y las niñas?
-Vienen con nosotros, a la abuela le va a venir bien tenerlas cerca.
-Lo entiendo, bueno, te voy dejando que el trabajo me reclama, te llamo pronto. Que se mejore tu suegra. Te quiero amiga.
-Yo también aunque te envidie, jajaja. Disfruta todo lo que puedas, nos hablamos pronto.
Después de aquella conversación llegué a varias conclusiones, Elsa no quería que encontraran al niño y era curioso que Lucía nunca le hubiera visto la cara, me hacía pensar que la madre temía que vieran algo extraño en su comportamiento: se avergonzaba de su hijo.
Cogí en brazos a Ángel, qué cara más bonita tienes le dije. ¿Y ahora qué hago yo contigo? En mi pecado llevaba la penitencia
Solo podía hacer una cosa, quererlo.
Continuará.
Que fuerte amiga!! Pobre niño, aunque esté mal lo que hizo igual está mejor con Raquel que parece que ya está teniendo sentimientos hacia el bebé. Con ganas locas de seguir leyendo ... Besotes
ResponderEliminarComo te he dicho otras veces, me encanta como te metes en los relatos. Es un gustazo.
ResponderEliminarA seguir leyendo amiga.
Abrazos.