jueves, 27 de marzo de 2025

Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro. Capítulo 6.

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 Después del hiriente exabrupto de mi hermana estuvo unos días sin meterse conmigo. Era tan raro que Pedrín se percató y me preguntó.
-¿Qué te pasa con Celeste? hace días que noto que ustedes dos se evitan, si te puedo ayudar en algo sabes que puedes contar conmigo.
Le expliqué lo que había sucedido, repitiendo palabra por palabra la crueldad que mi hermana me había soltado. Aunque yo había intentado no darle importancia, me di cuenta de que me seguía doliendo. No la entiendo, parece que me odia, que le molesta mi existencia le dije a Pedrín.
Él resopló, no le gustó lo que escuchó, pero siendo una persona conciliadora añadió:
-Mira Marcos, lo que te soltó tu hermana me parece una burrada, pero no se lo tengas en cuenta, es explosiva y seguro que habló sin pensar. Entiendo que estés dolido con ella, pero no te olvides de que ustedes, aunque no lo sepan, se quieren.
Estuve dándole vueltas a la última frase de Pedrín, cierto era que Celeste era un incordio, pero me probé  imaginando que ella sufría un accidente mortal y la sola idea me espantó, igual Pedrín tenía razón. Por supuesto me dejaría arrancar con tenazas una a una todas las uñas de las manos y de los pies antes de reconocerlo ante ella. 
Los siguientes fines de semana planté muchos árboles con mi padre, él no le preguntó a Celeste si quería participar y ella, orgullosa, hizo como que no le importaba, pero yo sabía que le daba rabia no ser invitada. 
Recuerdo con mucho cariño esos ratos pasados con mi padre, lo tenía para mí solo y me contaba cosas que desconocía de él, como que había escrito un par de libros sobre botánica. Era un gran naturalista y supo trasmitirme su amor por la naturaleza, o como él diría, por la Madre Naturaleza. 
Celeste no tardó en volver a meterse conmigo, o sea, volvimos a la normalidad.
Pedrín, que ya se había instalado en su nueva casa, convirtió una de las habitaciones en su sala de costura. El cuarto no era grande, pero supo aprovechar el espacio para sentirse cómodo cosiendo.
Empezó haciendo algún favor a las clientas de la farmacia: subía un dobladillo, ponía una cremallera... hasta que comenzó a confeccionar prendas bajo pedido. Al principio lo hacía gratis, pero mi madre le abrió los ojos: cobra Pedrín, así valorarán tu trabajo y tu tiempo. 
A día de hoy todavía me pregunto como el tiempo le daba para tanto, en ese sentido era igualito que mi madre. 
Llegamos a diciembre y Pedrín tenía ilusión por ver su nueva casa con la decoración navideña. Mi hermana y yo teníamos vacaciones y nos ofrecimos a ayudarlo. Vale, nos dijo, pero como no quiero discusiones, Celeste se encarga del árbol y Marcos del belén. Nos dio dinero, sabía que con diez años, la responsabilidad de esas compras nos iba a encantar.
Mi hermana y yo fuimos juntos a una tienda de decoración que tenía fama de tener los mejores adornos navideños. Por el camino estábamos tan entusiasmados que ni nos peleamos y cuando entramos cada uno fue por su lado. Celeste terminó con un árbol enorme que había que montar y cajas llenas de bolas; no sé como lo hizo tan rápido, a mí que supuestamente me iba a resultar más fácil lo del belén, me llevó mi tiempo decidirme. 
Llegamos a la casa de Pedrín con ganas de ponernos manos a la obra. Cuando abrí la caja con el belén me quedé de piedra. Había elegido uno que estaba en una vitrina y me habían dado supuestamente uno igual que venía empacado para su protección.
Había dos reyes negros y uno blanco y me llevé las manos a la cabeza. No puede ser, ahora mismo voy a la tienda y que me lo cambien, dije indignado, pero a Pedrín le hizo gracia y me dijo que a él le gustaba y mi querida hermanita que no sabía tener la boca cerrada me acusó de racista. 
¿Por qué me pasaban esas cosas raras a mí que me alteraba todo lo que se saliera de lo normal? En alguna otra casa se iban a encontrar con tres reyes blancos y no me parecía bien.
Celeste añadió el calificativo de racista a la ristra de "lindezas" que me solía regalar.
Me daba una rabia enorme, pero el tiempo, que todo lo pone en su sitio, me dio la razón: yo no era racista. Ya lo contaré, ya....

Continuará. 






2 comentarios:

  1. Estoy intrigada pq creo que algo está por pasar, algo que hará a Celeste valorar a su hermano y no maltratarlo tanto...a esperar al próximo jueves . Un abrazote amiga 😘

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  2. En un relato sencillo, como dice al principio el protagonista no pasan cosas "de película". Me apetecía un texto natural, de una persona normal sin grandes historias, como nuestras vidas, aunque lo bueno es que siempre hay espacio para las sorpresas. Espero que igualmente lo disfrutes amiga.

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