El primer mes después del nacimiento de mi nieta Ariadna pasaron tantas cosas que casi no pude asimilar los acontecimientos.
Para empezar, durante ese tiempo ejercí de madre y de abuela a tiempo completo y tan gusto. La niña estaba sana, bebía la leche materna con ganas y dormía a sus horas. Mi hija mostraba el agotamiento normal en esos casos, pero la veía feliz con su niña y adaptándose a su nuevo rol de madre como si fuera la cosa más sencilla del mundo. Mi Andrea siempre fue así y yo estaba orgullosa de lo resolutiva que era.
Mientras, Mario telefónicamente me tenía informada sobre las ventas de mi libro dándome cifras que según él eran excelentes. Me citó de nuevo en una cafetería, quería tener una conversación cara a cara. No me hacía gracia mentir, pero le dije a Andrea que había quedado con una compañera de trabajo para tomar café.
Mario me recibió eufórico, me abrazó y me besó entusiasmado.
-No me equivoqué Maribel, estalló la bomba. Te he ido diciendo que las ventas eran buenas, pero no te he querido marear con lo demás por respetar tus tiempos con tu hija y tu nieta, pero ya toca que tengamos una conversación que te va a interesar. Se está hablando de tu libro y mucho, me llaman a la editorial intentando sacarme información, porque aparte de que la novela está gustando mucho, tienes a todo el mundo queriendo saber la autoría de "Mala sangre". Me he enterado de que en breve se emitirá en televisión un coloquio, algunos escritores van a hablar de tu libro, pero me dejo cortar una mano a que el tema de tu anonimato va a ocupar buena parte de la tertulia. Y hazme caso, conozco bien este mundillo, todo el mundo se va a querer subir al carro y en nada tendremos como tema estrella tu anonimato en más programas y en otros medios. Eso hará que el libro que ya se está vendiendo bien, se venda mejor-. ¿Sigues escribiendo Maribel? Dame una alegría y dime que sí.-
Fui sincera y le dije que apenas me quedaban unos días para incorporarme al trabajo y que estaba preocupada, temía que mi hija por cuidar a su niña tuviera que dejar sus estudios. No tenía la cabeza para escribir.
Mario no había terminado y siguió hablando.
-Maribel, si me dices que en un tiempo me entregas otro libro, ahora mismo te doy un adelanto que será considerablemente mayor que la primera vez. Si a eso le añades lo que vas a seguir ganando con "Mala sangre", puedes estar perfectamente un año sin trabajar, pídete una excedencia y podrás ocuparte de tu nieta y de seguir escribiendo.
Escribió una cantidad en una servilleta, esto sería el adelanto por un próximo libro -señaló- más lo que obtengas por las ventas del actual que seguramente después del programa de televisión aumentarán considerablemente.
-No sé ni que decirte Mario, necesito tiempo para pensarlo, nos hablamos en un par de días.-
Salí de la cafetería levitando, ¿en serio aquel dineral? y sería sólo la primera entrega, más los beneficios por las ventas de "Mala sangre". Tendría que hacer cálculos, pero por encima pude intuir que me permitiría vivir un año sin trabajar en el hospital y que incluso quedaría una cantidad de dinero considerable, pensé en mi coche que se caía a cachos, por supuesto en la niña, que solo en pañales era un dineral mensual....
Como era de esperar, esa noche no pude dormir.
Continuará.
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